Debemos
decir que la idea esencial cuando se engendraron los Comités de
Defensa de la Revolución era la lucha frente al imperialismo, frente
a los terroristas, frente a los contrarrevolucionarios. Así
surgieron los Comités de Defensa de la Revolución. Fue la propia
lucha la que inspiró, motivó y desarrolló esta organización. Pero lo
extraordinario de este movimiento, de esta tremenda fuerza de masas
organizada, es que a lo largo de su lucha demostró infinitas
posibilidades que iban más allá del mero combate frente a la
contrarrevolución [¼ ]
[¼ [ Apoyarse en las masas fue siempre
un axioma de la estrategia revolucionaria. Por eso la Revolución
prestó tanta atención al desarrollo del movimiento obrero y a la
organización de los trabajadores, al desarrollo del movimiento
campesino y a la organización de los campesinos, al desarrollo del
movimiento de las mujeres y a la organización de las mujeres; al
desarrollo de la juventud y a la organización de nuestra juventud,
del mismo modo que al desarrollo de la masa estudiantil y a la
organización de los estudiantes; y por último, al desarrollo del
movimiento infantil y a la organización de los niños.
Pero no obstante esas poderosas organizaciones de masas, nuestro
proceso revolucionario y nuestro sistema revolucionario habrían
estado incompletos sin los Comités de Defensa de la Revolución
(APLAUSOS).
Llenaron un enorme vacío, un vacío que no podían llenar las demás
organizaciones de masas; un vacío que no podía llenar el Partido,
vanguardia dirigente de la Revolución. Porque el ciudadano no solo
es obrero o la ciudadana no solo es mujer, el estudiante no es solo
estudiante ni el campesino es solo campesino, sino que viven en la
comunidad, actúan en la comunidad, perciben los problemas de la
comunidad, luchan todos en el seno de la comunidad. Hay muchas
mujeres que no son obreras, son amas de casa; hay infinidad de
personas que se jubilaron y no están en los sindicatos; pero,
además, están los obreros, los estudiantes, las mujeres
trabajadoras, los campesinos, que viven allí, en el barrio, en la
aldea, en el pueblo, en la ciudad. Sin los Comités de Defensa, toda
esa enorme masa no se habría podido organizar en su conjunto.
Los Comités de Defensa vinieron a demostrar que no solo eran un
instrumento eficaz, muy eficaz, para combatir al enemigo
contrarrevolucionario, sino un instrumento muy eficaz prácticamente
en todos los frentes de la Revolución.
Los Comités están conscientes de que esta lucha —que antes era
una lucha armada, sabotajes, planes de agresión imperialista, guerra
secreta de la CIA, etcétera, etcétera, etcétera—, se va
transformando en otro tipo de lucha. Y dicen nuestros enemigos:
bueno, esta gente no hay manera de destruirlos, son más fuertes que
El Morro; entonces empieza otro tipo de lucha, de campaña, de
erosión de tipo ideológica, y los Comités están muy conscientes de
eso sin bajar nunca la guardia en el otro terreno, porque esa
consigna tiene que mantenerse siempre: no bajar nunca la guardia.