Hospital General Docente Martín Chang Puga
Respuesta lugareña a problema global
La institución de Nuevitas, en Camagüey, figura
entre las impulsoras de la eliminación de las sustancias agotadoras
de la capa de ozono en el país
Miguel Febles
Hernández
Con veintisiete años de ininterrumpida labor asistencial, el
Hospital General Docente Martín Chang Puga, del norteño municipio
camagüeyano de Nuevitas, destaca entre las entidades del sector de
la Salud en el país que más han avanzado en la eliminación de las
sustancias agotadoras de la capa de ozono.
Juan
Luis y Virgilio muestran la moderna máquina enfriadora de agua que
emplea un refrigerante no nocivo.
Inaugurada en 1985, la institución dispone de 257 camas y cuenta,
entre otros, con servicios de ginecoobstetricia, pediatría, medicina
interna, cirugía, ortopedia, terapia intensiva y nefrología, para
atender un universo de 45 mil habitantes, además de asistir a los
territorios vecinos de Minas y Sierra de Cubitas.
"Precisamente por la importancia del hospital para la zona y
permitirlo el estado técnico de la instalación, se decidió
incorporarlo hace alrededor de tres años al proyecto de reconversión
del sistema de climatización", explica Aray Rodríguez Díaz,
especialista a cargo de la filial camagüeyana de la Oficina Técnica
de Ozono.
Se trata de un cambio de tecnología en la sala de máquinas del
centro hospitalario, con la instalación de un moderno enfriador de
agua que emplea el refrigerante ecológico R-134A y sustituye el
R-11, perteneciente al grupo de los clorofluorocarbonos (CFC), de
elevado impacto negativo sobre la capa de ozono.
"Una vez rehabilitado el sistema, mejoró notablemente el clima en
las salas adonde llega el servicio y, por tanto, la estancia de los
pacientes, a lo que se suma una disminución considerable del consumo
eléctrico", comenta Gloria Monné Rodríguez, subdirectora de
asistencia médica de la institución.
TIRO DE GRACIA AL GAS CONTAMINANTE
El ingeniero Juan Luis Moreno Muñoz ha sido el alma de las
transformaciones ocurridas en el Hospital Martín Chang Puga,
dirigidas a disminuir, hasta eliminar totalmente, el uso de
sustancias agotadoras de la capa de ozono en los equipos de
climatización y de refrigeración.
"Además de emplear el gas contaminante R-11, recuerda Moreno
Muñoz, tras muchos años de explotación la instalación perdía
eficiencia, el consumo energético era alto, se producían escapes del
refrigerante y había que efectuar costosos mantenimientos con una
frecuencia mayor que la establecida".
A través de proyectos de colaboración, en coordinación con la
Oficina Técnica de Ozono, se adquirió una moderna máquina enfriadora
de agua (chiller) que utiliza un refrigerante no nocivo (R-134A),
mejora el confort de las salas hasta donde llega el aire
centralizadamente y es mucho más eficiente que la anterior.
"Mientras la máquina vieja tenía un gasto de 150 kilowatt por
hora, con un régimen ininterrumpido de funcionamiento, apunta el
ingeniero, la nueva dispone de un variador de frecuencia que permite
regular el consumo eléctrico de acuerdo con la temperatura del agua,
que debe oscilar entre cinco y seis grados centígrados".
A los beneficios antes mencionados, Moreno Muñoz agrega que
disminuyen los costos en materia de mantenimiento, pues se ejecutan
de manera más prolongada, ya que los dos compresores de la máquina
cuentan con cojinetes electromagnéticos y no necesitan aceite para
su lubricación.
Tales ventajas, además de ser menor el ruido dentro del local,
son percibidas a diario en su turno de trabajo por el operario
Virgilio Olivera Mendoza, quien señala que el proyecto incluyó
también una planta de tratamiento de agua para eliminar las
incrustaciones en el condensador y garantizar que el equipo sea más
eficiente.
NO CEJAR EN EL EMPEÑO
Convencidos de la importancia de contribuir a proteger la capa de
ozono, que es igual a preservar la vida y la salud en el planeta,
los especialistas del Hospital Martín Chang Puga asumieron la
reconversión de las neveras de la institución, proceso ya concluido
en las de conservación de medicamentos y de alimentos.
"Allí sucedía algo parecido: usaban Freón 12 o Freón 22, que
también son contaminantes, y se procedió a sustituirlos por el
refrigerante ecológico R-404A, de manera de lograr que todas las
instalaciones que se vayan restableciendo en el hospital contengan
refrigerantes que no dañen la capa de ozono", acota Moreno Muñoz.
Así ocurre en el departamento de anatomía patológica, una
instalación que lleva más de cuatro años fuera de servicio y ahora
recibe un nuevo sistema para su nevera, cuyo montaje corre a cargo
de trabajadores de Copextel y es supervisado por la jefa del área,
licenciada Yumilka Pargas Chacón.
"Poner a funcionar este local, asegura, es de suma importancia
para nuestro centro, pero no se trata solo de cambiar el gas. La
inversión lleva una unidad condensadora diseñada para la utilización
del refrigerante R-404A y se le colocarán tuberías y evaporadores
nuevos, por lo que la transformación será casi total."
A veinticinco años de la firma del Protocolo de Montreal, del
cual Cuba es signataria, el hospital de Nuevitas es apenas uno de
los ejemplos de la voluntad política del Estado en el cumplimiento
de sus acuerdos y en la adopción de medidas eficaces para contribuir
a resolver uno de los principales problemas ambientales globales. |