Engrase para que el aceite “resbale” menos

Pastor Batista Valdés

LAS TUNAS.— Posiblemente nadie sepa, con exactitud, qué volumen de aceite se perdía: derramado por mangueras, víctima de la manipulación o mediante el "escurrimiento" por grietas de la intencionalidad.

Foto del autorFlujómetro para medir con precisión, candados y otras medidas de seguridad sellan grietas al escurrimiento.

Entre el escalón intermedio de trasiego que significaba primero el centro de carga (y descarga), y el envase después en unos 3 000 tanques de 55 galones, el aceite navegaba con amplio margen para la "maniobrabilidad" sin mucho riesgo de "interferencia".

Ángel Téllez, actual director de la empresa provincial encargada de la distribución de productos alimenticios y otros bienes de consumo, afirma que desde el principio se percató de que era necesario "avanzar hacia una infraestructura o logística que permitiera una adecuada recepción, almacenamiento y distribución hacia los organismos y la población.

"Así, proyectamos una inversión para crear condiciones que favorecieran más el control y la seguridad. La extensión de un ramal de vía férrea hasta nuestros almacenes había sido un gran paso de avance, porque posibilitaba traer el producto directamente hasta aquí.

"Por eso nos alegró la decisión central de autorizarnos el montaje de diez tanques de 36 mil litros y uno de 96 mil, interconectados, con todas las condiciones para evitar sustracciones, flujómetro para el control preciso del aceite, aforamiento de los depósitos y posibilidad incluso de realizar al mismo tiempo las actividades de recepción y distribución sin perjuicio para alguno de esos procesos".

Ubicados ya dentro del almacén, esos grandes recipientes "abren espacio a un mejor uso del espacio" donde mismo yacía aquel semillero de 3 000 y más unidades de reducida capacidad.

Mucho más organizada, segura y limpia, ahora esa área propicia nuevas proyecciones, como los de instalar algún día allí una planta para envasar el aceite en pequeños estuches de nylon.

Ello sentaría la base para lograr más calidad en el producto que reciben miles de consumidores, facilitar la labor de expendio y eliminar las irregularidades que, como se sabe, durante años se han filtrado subrepticiamente no solo en el interior de los almacenes, sino también a bordo de camiones, en la labor de braceros y en bodegueros que miden o tasan con lo que tengan a mano: una probeta, pomo, jarra, litro...

Las estadísticas indican que no es despreciable el volumen de aceite que una provincia como esta distribuye cada mes: más de 200 mil litros, precisa Ángel Téllez.

Por eso el proyecto concibe la ubicación, este año, de al menos un tanque con capacidad para 32 mil litros en cada municipio, lo que tornaría más seguras y funcionales las operaciones, propiciaría mayor cobertura de tiempo a favor de los consumidores, así como enfrentar mejor cualquier contingencia climatológica que en un momento determinado pueda perjudicar la distribución.

 

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