Un
verdadero tsunami político está arrasando con el Pueblo de la
Libertad (PDL), el partido de Silvio Berlusconi, algunos de cuyos
representantes en el Lacio (la región a la que pertenece Roma) —como
hace algunos meses en Lombardía, la región de Milán— están siendo
acusados de maniobras millonarias de corrupción. Ahora hasta debió
intervenir el mismo Berlusconi —bastante silencioso últimamente—
para tratar de contener los daños, llamando por teléfono a la
presidenta de la región, Renata Polverini, para evitar su renuncia y
la debacle.
Pero Polverini no aceptó. Anunció el domingo su dimisión al
presidente de la República, Giorgio Napolitano, y al primer
ministro, Mario Monti, y ayer la hizo pública, subrayando
enfáticamente que ella nada tenía que ver con los corruptos del
Consejo Regional. Al renunciar ella, la región tiene que llamar a
nuevas elecciones, lo que el PDL precisamente quería evitar en este
momento pésimo para el partido.
El escándalo empezó hace pocos días cuando se descubrió que un
miembro del PDL e integrante del Consejo Regional (miniParlamento)
había desviado fondos del partido, para sí y para algunos colegas,
sin justificación alguna y por valor de varios millones de euros. El
acusado y presuntamente responsable, Franco Fiorito (alias "Batman"),
exjefe del grupo PDL en la región, fue interrogado ayer por el
fiscal Alberto Pazienti, quien le preguntó sobre algunas facturas
aparentemente falsas con las que se habría justificado el dinero
salido de las arcas del partido. El exponente del PDL dijo no tener
ni idea de quién puede haber alterado o inflado las facturas que del
PDL, subrayó, salieron con las cifras justas.
Según la prensa italiana, Fiorito acusó a la presidenta Polverini
y a otros dirigentes del PDL, entregando al fiscal una caja con
documentos entre los que se encuentran las certificaciones de 109
transferencias que, dijo el abogado defensor de "Batman", "servían
para satisfacer los apetitos de quien vivía en ese sucio ambiente",
como cenas exóticas —casi orgías como alguien las definió—, viajes,
vacaciones, retribuciones para asistentes y secretarios personales,
y muchas otras cosas. Fiorito, por su parte, entre otras cosas
habría girado más de 800 mil euros de los fondos del partido a su
cuenta personal o de sus familiares. En pocas palabras, sea o no
responsable Fiorito, de los fondos partidarios habrían desaparecido
más de seis millones de euros.
Pero en este punto hay que hacer algunas aclaraciones, sobre todo
en relación con los fondos partidarios. Las regiones italianas que
funcionan aproximadamente como una provincia argentina tienen una
suerte de miniParlamento llamado "consejo regional", ambicioso lugar
al que tratan de llegar los políticos locales como trampolín para el
lanzamiento a nivel nacional. Cada región tiene un presupuesto,
parte del cual es aportado por el Estado nacional y la Unión Europea
y parte del cual es recabado por sí mismo mediante impuestos y el
servicio sanitario. Es tradicional en Italia desde hace muchos años
que el Estado nacional, y también el regional, haga un aporte para
la financiación de los partidos políticos. Ese aporte a nivel
nacional, llamado "reembolso electoral", fue reducido al 50 % el
pasado mes de julio. Pero en las regiones las cosas marchan de otra
manera. Al parecer en el Lacio no solo no disminuyeron a causa de la
crisis económica, sino que bajo el gobierno de Polverini aumentaron,
de un millón a un total cercano a los 14 millones, aprobados en
segmentos y en distintos momentos.
Los fondos para ese aumento deben ser tomados del presupuesto
regional que, en un principio tal vez, los destinaba a otras cosas
más útiles o necesarias. Por eso las autoridades judiciales se están
preguntando ahora con qué fundamento y justificación —al parecer,
inexistente— se realizó toda esa operación. Y la investigación
recién empieza. Ese dinero, como se ha demostrado en innumerables
casos precedentes, no es usado para actividades de desarrollo
partidario como se supone sino que termina sirviendo para sobornos
de todo tipo o para uso personal de los corruptos.
El escándalo del Lacio se agrega a otro escándalo de corrupción
que estalló hace algunos meses, en torno del presidente de la región
de la Lombardía, también miembro del PDL y de la organización
católica conservadora Comunión y Liberación, Roberto Formigoni. Al
parecer, Formigoni se habría hecho pagar vacaciones millonarias por
un lobbista, es decir un miembro activo de un grupo de presión,
también cercano a Comunión y Liberación, arrestado desde noviembre y
al que habría favorecido en negocios referidos al servicio de la
sanidad.
Ante este panorama más bien negro, los dirigentes del PDL, sus
parlamentarios y militantes están preocupados. Algunos, como Gianni
Alemanno, alcalde de Roma, quieren que el PDL comience de cero.
Otros hablan de la urgente necesidad de "refundar" el partido,
incluso cambiándole de nombre, con vistas a las elecciones
parlamentarias que deberían llevarse a cabo en el primer semestre
del 2013. (Tomado de Página 12)