
Varios elementos básicos
han contribuido a conformar el actual panorama electoral y es útil
revisar algunos de los principales:
· Los Estados Unidos están próximos a cumplir el primer
quinquenio de una profunda crisis, que el propio Obama ha señalado
que tomará mucho tiempo para resolver.
· El problema es sistémico y los grupos dominantes no tienen
conciencia o no se atreven a reconocer públicamente que se requiere
una profunda transformación en el desempeño de la sociedad.
· Estos grupos prefieren el discurso público de que el objetivo
debe ser recuperar o mantener el "liderazgo" mundial de los Estados
Unidos. Ni las propuestas de las diversas tendencias de los dos
principales partidos políticos o de sus dos candidatos a la
presidencia, ni la "cancaneante" recuperación de la economía
nacional, ofrecen una salida aceptable para la abrumadora mayoría de
la población.
· El liderazgo demócrata/republicano está atravesando una
renovación generacional, en la cual los líderes que condujeron el
país durante la "guerra fría" están siendo sustituidos por personas
más jóvenes, nacidas después del fin de la II Guerra Mundial.
· Las decisiones del Congreso federal, del Tribunal Supremo y de
la Comisión Federal Electoral, sobre todo en la primera década de
este siglo, provocaron la "privatización financiera" del proceso
electoral presidencial. Ninguno de los dos partidos hegemónicos y
sus candidatos actuales ha aceptado en esta elección el uso de
fondos federales, porque limitaría el monto de las recaudaciones
mucho más copiosas que pueden lograr por vías privadas. Pasa a mejor
vida el infructuoso intento de eliminar el fraude y la corrupción
electoral resultantes de la intervención de las grandes
corporaciones empresariales y organizaciones sociales y sindicales a
través de medidas legales y regulaciones que paulatinamente fueron
puestas en vigor a partir de 1970. Estas elecciones serán las más
costosas en la historia de los Estados Unidos y posiblemente de la
Humanidad.
· El Partido Republicano está fraccionado y durante este ciclo
electoral hubo fuerte renuencia en sus filas a aceptar o apoyar la
candidatura de Romney, que finalmente se formalizó como último
recurso disponible. En el partido predominan los grupos
conservadores fundamentalistas; el más dinámico es el movimiento
"Tea Party". La tendencia liberal, otrora encabezada por los
Rockefeller, ha sido barrida de cualquier posición de influencia.
Por los demócratas, relativamente más cohesionados porque su
candidato es el presidente en funciones, Obama se ve obligado a
defender su labor de gobierno, que es rechazada por cerca del 50 %
del electorado, factor que constituye el mayor reto a vencer para
mantenerse cuatro años más en la Casa Blanca.
· La población se polariza y predomina la preocupación por la
"economía". Los elementos conservadores republicanos levantan como
consigna electoral la frase: ¿está usted hoy mejor que hace cuatro
años? En lo social se refuerza el apoyo a causas "liberales" como el
derecho de la mujer al aborto, el reconocimiento a las uniones entre
personas del mismo sexo, y la obligación del gobierno federal a
proveer servicios de educación, de atención a la salud y de
seguridad social.
· En la política exterior se muestra cansancio de la población
ante la participación de tropas norteamericanas en guerras en
territorio extranjero y el reclamo de que se defiendan los intereses
del país en el exterior. En esta área, Obama cuenta con fuerte
respaldo a su gestión de gobierno.
Llevado a su expresión más simple, en el panorama electoral se
enfrentan la tesis demócrata de seguir adelante con una política que
tenga al gobierno federal como ente regulador central en un largo
proceso de reanimación económica, en contraposición a la republicana
de reducir el papel y el tamaño del gobierno y eliminar las trabas
existentes para la acción del empresariado privado como elemento
central en la recuperación del país.
Durante la segunda mitad de septiembre, primero de los dos meses
de la etapa de elecciones generales, la posición de Romney se ha
visto afectada por sus apresuradas declaraciones criticando al
gobierno de Obama por supuesta actitud contemporizadora ante el
ataque por protestantes islámicos a la sede de la embajada de
Estados Unidos en Egipto, poco antes que fuese asaltado el consulado
norteamericano en Banghazi que resultó en la muerte del embajador de
los Estados Unidos en Libia y otros tres funcionarios
norteamericanos. Además, la difusión el 17 de septiembre por la
revista liberal Mother Jones de la grabación con cámara
oculta de un encuentro celebrado por Romney tres meses atrás con un
grupo de grandes donantes a su campaña electoral, provocó amplias
críticas al aspirante republicano, incluso en círculos de ese
partido, entre otras cosas por la referencia que hizo Romney en
términos condescendientes y peyorativos sobre el electorado que
apoya a Obama. Estos temas han prevalecido en los medios de difusión
y los republicanos intentan darle un giro a la situación atacando a
Obama por una supuesta debilidad en su apoyo a Israel y el manejo de
la política en el Medio Oriente.
Las afectaciones sufridas por Romney, sobre todo por no dar una
imagen de "presidenciable", pueden tener un efecto temporal y resta
todavía más de un largo mes de campaña electoral durante el cual
pueden cambiar las tendencias políticas actuales producto de
movimientos políticos, financieros o imprevisibles, como las de las
últimas dos semanas.
Sin embargo, en una campaña electoral que hasta ahora ha sido muy
cerrada, especialmente por el descontento de la población con la
situación económica del país, el ambiente ha ido proyectándose a
favor de Obama desde la celebración de las respectivas convenciones
nacionales de los partidos.
Entre los hechos que favorecen a Obama y su imagen como
presidente está la decisión de la Junta de la Reserva Federal (banco
central de los Estados Unidos) de inyectar, hasta fin de año, dinero
en forma de bonos para hipotecas inmobiliarias, comenzando por 40
mil millones de dólares mensuales con el propósito de impulsar la
creación de empleos, así como el respaldo final dado por Alemania a
la decisión de los gobiernos de la eurozona de respaldar a los
gobiernos del grupo que tengan necesidad de rescate financiero.
También benefician a Obama los últimos datos sobre la situación
del empleo y el mantenimiento del crecimiento del producto interno
bruto, aunque no sea a ritmos considerados satisfactorios ni
constituyan una solución a largo plazo.
Las últimas encuestas y análisis sobre la situación en los
estados decisivos muestran una tendencia favorable a Obama. Se
impone el criterio de que Wisconsin, con diez votos electorales y
estado natal del candidato republicano a vicepresidente, Paul Ryan,
sería ganado por Obama, y que North Carolina, que se consideraba
inclinado o seguro hacia Romney, es ahora un estado que Obama puede
disputar. Tomando en cuenta lo anterior, Obama cuenta con 247 votos
electorales y solo necesita 23 para alcanzar el margen de victoria
de 270 votos electorales, mientras que Romney, con 191 votos
electorales, tendría necesidad de ganar otros 79 votos electorales
en los ocho estados en disputa.
Las encuestas también indican que Obama tiene una buena ventaja
en otros tres estados disputados: Ohio (8 % de ventaja), Virginia (8
%) y Florida (4 %). Los dos primeros le aportarían 31 votos
electorales, más que suficientes para traspasar el umbral de los 270
votos electorales. Romney ha dedicado la mayor parte de esta semana
a visitar Ohio y Virginia. Obama no se ha quedado atrás y también
estuvo por Ohio.
En octubre, la atención política se concentrará en los tres
debates presidenciales; el primero será el próximo miércoles 3 de
octubre, dedicado a los temas domésticos. Para que Romney pueda
cambiar la tendencia electoral a su favor, deberá tener un desempeño
superior a Obama en este y los sucesivos debates.
Dicho la anterior, cabe recordar que al analizar las elecciones
presidenciales de Estados Unidos lo importante es poder determinar
¿cómo?, ¿por qué? y ¿para qué? es elegido el ganador. Cualquier
pronóstico que se haga no cambiará un nanomilímetro el resultado o
la actuación del nuevo gobierno que se inaugurará el próximo 20 de
enero del 2013. (Y para aquellos que se entusiasman por escoger al
ganador, hay un dato interesante: las casas oficiales de apuestas
dan 4 a 1 a favor de Obama).
(*) Fue Jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington
entre 1977-1989 y Viceministro de Relaciones Exteriores.