Apenas lleva una semana entrenando, para alegría de muchos, pues
el rumor de su retiro tras la cita estival de Londres retumbó con
fuerza. Lo cierto es que a José Antonio Guerra aún le quedan ganas
para surcar el aire entre mortales y giros, y lo que es mejor, en su
orgullo está vivo el reto de mantenerse en la elite.
En la capital británica el número cinco dictó su sentencia bajo
los cinco aros, pues esa posición le depararon tanto la plataforma
individual (527.70), como la sincronizada junto a Jeinkler Aguirre
(450.90).
Buen performance si se tiene en cuenta que solo seis
concursantes sobrepasaron las 525 unidades en la justa estival y que
desde mediados del 2011 varios problemas de lesiones lo aquejaron en
su hombro y espalda, creando lógicas deudas de entrenamiento.
Por ahora seguirá dando batalla y desde ya tiene en el horizonte
de sus ejecuciones la VI Serie Mundial:
"Me siento bastante bien del hombro derecho, la intención
principal es incrementar el grado de dificultad de nuestro programa
de saltos. Para lograrlo Jeinkler y yo retomaremos las cuatro y
media vueltas al frente en posición B, (piernas y torso recogidos)
que tiene un grado de dificultad de 3.7. También regresaré al
sincronizado de trampolín con Jorge Luis Pupo, pues a partir del
2013 dejaré de saltar en individuales. El tradicional torneo CAMO de
Canadá, en diciembre, quizás sea la primera competencia para probar
ese salto".
¿Motivaciones para continuar totalmente de a lleno en el
ornamentalismo? Las posiciones que ostenta actualmente en el ranking
del orbe en ambos eventos constituyen importantes bujías: en la
plataforma sincronizada el binomio Guerra-Aguirre marcha cuarto con
promedio de 40 unidades (se compilan las tres mejores actuaciones de
la temporada). Para tener una idea de la solidez de los antillanos
en materia de rendimiento, baste decir que únicamente los superan
chinos (43.33), mexicanos (41.33) y estadounidenses (41),
merecedores de los metales por ese orden en la capital británica.
En individuales aparece octavo gracias a 35.33 unidades,
antecedido por el extraclase exponente del gigante asiático Bo Qiu
(42.67), el norteño David Boudia (41.33), el ruso Víctor Minibaev
(40.00), el también chino Yue Lin (39.33), el británico Thomas Daley
(38.33), el alemán Martin Wolfram (36.67) y el azteca Iván García
Navarro (35.33).
Otro elemento de consideración es su constancia en los
principales escenarios competitivos en los que incursionó en este
2012, a pesar de los contratiempos físicos. ¿Las claves para
conseguirlo? Maestría deportiva que le posibilitó acercarse a la
forma óptima en un periodo más breve de tiempo, la certera
conducción de su avezado mentor Lino Socorro (con quien comparte
experiencias desde 1995), auxiliado por Milagros González, y la
química que ha logrado con su pareja en cuatro años de trabajo. Todo
eso complementado con la pericia del equipo médico y de
rehabilitación.
Repasando su extensa carrera deportiva, Guerra no dudó en
calificar este cierre de ciclo como el más problemático en lo que a
lesiones se refiere: "Recuerdo que en junio del 2003 me lesioné la
muñeca y estuve seis meses sin tirarme al agua. Luego fui al
clasificatorio olímpico de Madrid y sufrí un trauma muy serio en el
hombro. Algo similar a lo sucedido en estos dos últimos años",
explicó.
Sin embargo, se repuso, como uno de esos atletas que siempre
inspira confianza y desborda entrega en cada confrontación.
¿Ídolos en el clavado?
El ruso Dimitri Sautin y Abel Ramírez, con quien tuvo la
oportunidad de compartir en la selección tricolor, son dos de los
deportistas a los que más admira. Y Lino, entrenador, padre,
hermano, amigo, quien supervisa de cerca el trabajo como entrenador
de talentos de todo el país en categorías inferiores, bajo la égida
del otrora estelar Jorge Betancourt en la EIDE de Matanzas, como
parte de un proyecto conjunto entre Cuba y Canadá.
De vuelta al indómito Guerra repasemos su hoja de servicios: Oro
en la Universiada de Palma de Mallorca en 1999, plata ese mismo año
en los Juegos Panamericanos de Winnipeg. Las citas continentales le
depararían igualmente los títulos individual y sincronizado en Río
de Janeiro 2007, y la plata sincronizada en Guadalajara 2011.
Atesora también el subtítulo del orbe en Montreal 2005, año que por
demás le deparó la condición de único clavadista cubano capaz de
encabezar el ranking mundial de su modalidad, y el bronce
sincronizado en Roma 2009, además de múltiples metales en series
mundiales y circuitos Grand Prix. Difícil será ver a Guerra en Río
de Janeiro 2016, estaría frisando los 37 años para ese entonces. Lo
cierto es que por ahora¼ seguirá dando batalla.