Guerra seguirá dando batalla

HAROLD IGLESIAS MANRESA
harold@granma.cip.cu

Más de dos décadas saltando, poco más de una en la elite del clavado. Es cierto, le falta el sueño supremo de todo deportista —una presea olímpica—, pero continúa perfilando su carrera hacia ese horizonte.

foto: Ricardo lópez heviaEl santiaguero de 1.66 metros de altura y 62 kilogramos de peso (al frente) encarará su decimoctava temporada en el equipo nacional.

Apenas lleva una semana entrenando, para alegría de muchos, pues el rumor de su retiro tras la cita estival de Londres retumbó con fuerza. Lo cierto es que a José Antonio Guerra aún le quedan ganas para surcar el aire entre mortales y giros, y lo que es mejor, en su orgullo está vivo el reto de mantenerse en la elite.

En la capital británica el número cinco dictó su sentencia bajo los cinco aros, pues esa posición le depararon tanto la plataforma individual (527.70), como la sincronizada junto a Jeinkler Aguirre (450.90).

Buen performance si se tiene en cuenta que solo seis concursantes sobrepasaron las 525 unidades en la justa estival y que desde mediados del 2011 varios problemas de lesiones lo aquejaron en su hombro y espalda, creando lógicas deudas de entrenamiento.

Por ahora seguirá dando batalla y desde ya tiene en el horizonte de sus ejecuciones la VI Serie Mundial:

"Me siento bastante bien del hombro derecho, la intención principal es incrementar el grado de dificultad de nuestro programa de saltos. Para lograrlo Jeinkler y yo retomaremos las cuatro y media vueltas al frente en posición B, (piernas y torso recogidos) que tiene un grado de dificultad de 3.7. También regresaré al sincronizado de trampolín con Jorge Luis Pupo, pues a partir del 2013 dejaré de saltar en individuales. El tradicional torneo CAMO de Canadá, en diciembre, quizás sea la primera competencia para probar ese salto".

¿Motivaciones para continuar totalmente de a lleno en el ornamentalismo? Las posiciones que ostenta actualmente en el ranking del orbe en ambos eventos constituyen importantes bujías: en la plataforma sincronizada el binomio Guerra-Aguirre marcha cuarto con promedio de 40 unidades (se compilan las tres mejores actuaciones de la temporada). Para tener una idea de la solidez de los antillanos en materia de rendimiento, baste decir que únicamente los superan chinos (43.33), mexicanos (41.33) y estadounidenses (41), merecedores de los metales por ese orden en la capital británica.

En individuales aparece octavo gracias a 35.33 unidades, antecedido por el extraclase exponente del gigante asiático Bo Qiu (42.67), el norteño David Boudia (41.33), el ruso Víctor Minibaev (40.00), el también chino Yue Lin (39.33), el británico Thomas Daley (38.33), el alemán Martin Wolfram (36.67) y el azteca Iván García Navarro (35.33).

Otro elemento de consideración es su constancia en los principales escenarios competitivos en los que incursionó en este 2012, a pesar de los contratiempos físicos. ¿Las claves para conseguirlo? Maestría deportiva que le posibilitó acercarse a la forma óptima en un periodo más breve de tiempo, la certera conducción de su avezado mentor Lino Socorro (con quien comparte experiencias desde 1995), auxiliado por Milagros González, y la química que ha logrado con su pareja en cuatro años de trabajo. Todo eso complementado con la pericia del equipo médico y de rehabilitación.

DE LESIONES Y OTROS DEMONIOS...

Repasando su extensa carrera deportiva, Guerra no dudó en calificar este cierre de ciclo como el más problemático en lo que a lesiones se refiere: "Recuerdo que en junio del 2003 me lesioné la muñeca y estuve seis meses sin tirarme al agua. Luego fui al clasificatorio olímpico de Madrid y sufrí un trauma muy serio en el hombro. Algo similar a lo sucedido en estos dos últimos años", explicó.

Sin embargo, se repuso, como uno de esos atletas que siempre inspira confianza y desborda entrega en cada confrontación.

¿Ídolos en el clavado?

El ruso Dimitri Sautin y Abel Ramírez, con quien tuvo la oportunidad de compartir en la selección tricolor, son dos de los deportistas a los que más admira. Y Lino, entrenador, padre, hermano, amigo, quien supervisa de cerca el trabajo como entrenador de talentos de todo el país en categorías inferiores, bajo la égida del otrora estelar Jorge Betancourt en la EIDE de Matanzas, como parte de un proyecto conjunto entre Cuba y Canadá.

De vuelta al indómito Guerra repasemos su hoja de servicios: Oro en la Universiada de Palma de Mallorca en 1999, plata ese mismo año en los Juegos Panamericanos de Winnipeg. Las citas continentales le depararían igualmente los títulos individual y sincronizado en Río de Janeiro 2007, y la plata sincronizada en Guadalajara 2011. Atesora también el subtítulo del orbe en Montreal 2005, año que por demás le deparó la condición de único clavadista cubano capaz de encabezar el ranking mundial de su modalidad, y el bronce sincronizado en Roma 2009, además de múltiples metales en series mundiales y circuitos Grand Prix. Difícil será ver a Guerra en Río de Janeiro 2016, estaría frisando los 37 años para ese entonces. Lo cierto es que por ahora¼ seguirá dando batalla.

 

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