El laberinto asiático
ALIET ARZOLA LIMA
Incrustados en la memoria beisbolera del aficionado cubano yacen
recuerdos no muy placenteros sobre los últimos enfrentamientos con
selecciones asiáticas. Las derrotas ante Japón en los dos Clásicos
Mundiales precedentes y el revés en la final olímpica de Beijing
2008 frente a Sudcorea constituyen claros ejemplos de la escasa
fortuna en duelos versus elencos de ojos rasgados.
La
velocidad de Japón ha sido letal frente a Cuba, ha anotado 21
carreras en tres juegos.
No obstante, la vida, en ocasiones, da segundas oportunidades y
hasta tres chances para conseguir un objetivo, justo lo que le ha
sucedido al plantel de las cuatro letras, que definirá gran parte de
su suerte en la tercera edición del evento cumbre de las bolas y los
strikes en la Tierra del Sol Naciente.
Allí, en primera instancia, encontrarán a chinos y nipones,
dobles monarcas defensores, y por si fuera poco en la segunda ronda,
además de Japón, son previsibles los encuentros con sudcoreanos y
Taipei de China, en el hipotético pero probable caso de que estos
últimos sean ubicados en la llave de Taichung y logren avanzar por
encima de Holanda o Australia.
Sujetos a todas las conjeturas señaladas podemos percatarnos de
que los peloteros antillanos desandarán, irremediablemente, un
enrevesado laberinto en pos de incluirse entre los cuatro grandes
del magno certamen, cuestión nada sencilla si tenemos en cuenta lo
incómodo que resulta ajustarse a la filosofía oriental.
En ese marco, se antoja vital la inminente gira preparatoria por
varias naciones asiáticas, propicia para refrescar las principales
virtudes y defectos de esa pelota, cuyo estilo metódico y
disciplinado guarda un sinfín de pequeñas jugadas que te pueden
sacar de circulación sin apenas notarlo.
Tampoco obviar la suprema calidad de su pitcheo, en extremo
controlado y con perfecto dominio de la zona baja, armas que obligan
a los contrarios a producir muchos roletazos, fildeados con
facilidad por una defensa casi carente de fisuras.
Ante tales circunstancias se impone practicar un béisbol muy
inteligente y de mucha concentración, pues el más mínimo despiste
puede traer consecuencias nada agradables. Nuestros lanzadores
deberán hilar muy fino y con el guante, el margen de error es cero
ante jugadores veloces y siempre atentos a cualquier fallo.
SUBE LA PARADA
Más allá de la ubicación de Cuba en una de las llaves asiáticas y
todas las exigencias que ello supone para nuestra escuadra, el nivel
y la rivalidad en el Tercer Clásico Mundial deben aumentar
ostensiblemente, basta con echarle un ojo al resto de los grupos de
la primera ronda.
En el apartado C, que desde ya podemos bautizar como el Infierno
de San Juan, los boricuas tendrán el apoyo de la afición en el
estadio Hiram Bithorn —una de las tres sedes que siempre ha acogido
la importante lid—, pero en la barrera opuesta aparece la imagen
imponente de Venezuela y República Dominicana, ávidos de sobresalir
luego de los fracasos cosechados en las ediciones del 2006 y el
2009.
Comandados por Edwin Rodríguez, los anfitriones caribeños confían
en reunir una vigorosa novena en la que no falten estrellas de las
Grandes Ligas a la usanza de Carlos Beltrán, Yadier Molina, Ángel
Pagán y Geovany Soto, aunque, aun así, necesitarán mucho más que el
bullicio de las tribunas para sobrepasar a morochos y quisqueyanos,
cuyo potencial rebasa los parámetros de lo imaginado.
Entre estos últimos suman más de 150 peloteros en las Mayores,
algunos con excelso rendimiento en la presente campaña y con la
voluntad de defender a sus selecciones en marzo próximo, como es el
caso de Adrián Beltré, Robinson Canó, Johnny Cueto, Iván Nova,
Fernando Rodney, Miguel Cabrera, Félix Hernández, Carlos González y
Elvis Andrés, por solo mencionar algunos.
Menos rigurosos parecen los compromisos iniciales de Estados
Unidos frente a México e Italia, mas después se verían las caras
ante los sobrevivientes de San Juan, lo que supondría una batalla
sin cuartel para la armada de Joe Torre, quien seguramente asociará
a varios de los mejores exponentes del béisbol norteño. Por su
parte, el grupo B de Taichung engaña, pues a pesar de la condición
de favorito de Sudcorea, puede suceder de todo con Australia,
Holanda y los locales, si finalmente concretan la clasificación. Los
aussies se agarran a su tradición, los tulipanes a su corona
mundial que casi emula con la eliminación de Dominicana hace cuatro
años, mientras los anfitriones tienen entre ceja y ceja borrar la
pésima imagen de las citas precedentes. |