Después
de haber transcurrido los momentos iniciales de júbilo del pueblo
guantanamero, tras el otorgamiento por el Buró Político del Comité
Central del Partido de la sede para conmemorar el aniversario 59 del
Día de la Rebeldía Nacional, Luis Antonio Torres Iríbar, primer
secretario del Partido en Guantánamo, tuvo la deferencia de dialogar
con nuestro diario.
—Secretario, ni los guantanameros, ni quienes han visitado la
provincia en los últimos años se han podido sustraer de exaltar el
cambio para bien que experimenta Guantánamo, especialmente su ciudad
cabecera. ¿A qué atribuye este salto?
Esa pregunta es un poco incómoda de responder porque pudiéramos
parecer inmodestos, pero es verdad que en los últimos tiempos el
guantanamero y todo el que viene a la provincia habla jubiloso de
nuestros avances socio-económicos.
El periodo especial impactó profundamente en la vida de los
cubanos y especialmente en la de los guantanameros, por eso
necesitábamos levantar la autoestima y el acervo de cosas buenas y
grandes que tiene este pueblo, de tradiciones históricas,
patrióticas, revolucionarias y productivas. Para ello enarbolamos el
principio de que si trabajábamos duro, podíamos salir adelante.
Junto a esa voluntad estuvo el apoyo de la dirección del país
para acometer un grupo de pequeñas inversiones que, sin embargo,
elevarían el nivel de vida de la población a corto plazo.
Con tal financiamiento construimos o remodelamos más de 200 obras
socio-económicas, no solo en la ciudad cabecera sino en los diez
municipios de la provincia, las cuales beneficiaron a los diferentes
sectores. Ese programa, denominado de Desarrollo Local, que ya
cumple su sexto año y sigue lleno de vida, involucra prácticamente a
todos los organismos y entidades del territorio y se chequea
semanalmente.
La mayoría de las obras se han ejecutado con fuerzas
constructoras no especializadas, organizadas en los propios
organismos o colectivos. Ese elemento le da mayor mérito a la
belleza alcanzada en cada realización, reflejo de la cultura del
detalle exigida por el Partido y el Gobierno en el territorio.
Junto a ese salto favorable en lo socio-económico también ha
cambiado la espiritualidad y la autoestima del guantanamero, algo
que perciben con claridad los visitantes. Tenemos muchas cosas que
transformar en Guantánamo y yo creo que las condiciones están
creadas, como nunca, para continuar con ese propósito.
—Concretamente, ¿cómo han impactado esas obras en la
revitalización de los servicios y la economía del territorio?
Si tenemos en cuenta que el Programa de Desarrollo Local ha
estado enfilado al incremento de la producción y los servicios, como
sostén del avance social, podemos afirmar entonces que su impacto ha
sido sustancioso para ambos objetivos. Eso es muy importante, pues
si estuviese solo encaminado a lo social se convertiría en un
programa de gastos meramente.
Hace seis años en la ciudad de Guantánamo funcionaban muy pocas
unidades confortables y con un servicio de calidad.
Ya hace bastante tiempo dejó de ser un problema asistir aquí a un
restaurante cualquier día de la semana, posibilidad que tienen
también los pobladores del resto de los municipios en sus propios
territorios, aunque no con la amplitud de la capital provincial.
El mencionado Programa también ha favorecido el desarrollo de las
producciones agrícolas y de la Industria Alimentaria, convirtiéndose
ambas en soporte del avance experimentado por los servicios
gastronómicos y comerciales. Estos últimos deben crecer más este año
con una mejor organización de la venta de materiales de
construcción, de los insumos agropecuarios y de los productos
industriales, acciones favorecedoras de la producción mercantil, la
cual, por cierto, hemos sobrecumplido en los últimos años.
Somos de las provincias que más crece en el país en la
circulación mercantil minorista, indicador económico de gran
significación en la regulación de las finanzas internas.
En el Comercio es donde se han hecho más obras nuevas y donde se
han reparado más también, por eso ese sector se ha convertido en la
imagen del desarrollo local, en la locomotora que haló al resto de
los sectores.
—En el sector agropecuario, el de más peso en la provincia, se
desarrollan millonarias inversiones y se potencian producciones
tradicionales como café, cacao y coco. ¿Qué nos puede comentar sobre
el tema?
Después de que Guantánamo tocó fondo en la producción cafetalera,
ahora trabaja arduamente en la recuperación de ese cultivo,
partiendo de la ejecución de un ambicioso programa de siembra.
Aunque en la pasada zafra sobrecumplimos el plan de acopio en más de
200 mil latas, aún distamos de las potencialidades. Este territorio
llegó a cosechar más de cuatro millones de latas y hoy apenas
alcanza el millón. Como se aprecia, nos queda mucho por hacer.
Guantánamo es el territorio mayor productor de cacao en el país.
La zafra de este año marcha bien y debemos cumplir el plan. El
propósito es acercarnos en las próximas cosechas al récord
productivo, de algo más de 2 000 toneladas. En esta rama se ejecutan
importantes inversiones y ya la inmensa mayoría de las bases
productivas está creando sus viveros de cacao, práctica que se había
perdido.
También existe un programa para la recuperación del coco, aunque
en honor a la verdad hay que decir que no marcha con el mismo ritmo
que el del café y el cacao. Junto con la producción hay que
diversificar la industria del coco, aprovechar más las utilidades
que aporta al hombre el bien llamado "árbol de los 100 usos".
En el sector agrícola se desarrollan otras inversiones de gran
significación para la provincia y el país, como son las del valle de
Caujerí. En ese polo productivo se concluyó hace casi dos años el
trasvase que traslada agua por gravedad Sabanalamar-Pozo Azul, que
desde entonces tiene valor de uso y ahorra al país anualmente casi
un millón de dólares al eliminarse la estación de bombeo de
Palmarito, alta consumidora de electricidad; se moderniza y
rehabilita un sistema de riego de algo más de 85 kilómetros que
permitirá crecer en áreas irrigables y desarrollar la ganadería.
Allí, además, está en marcha la construcción de una industria para
el procesamiento de tomate y frutas, cuyo equipamiento se encuentra
en el país y pronto debe trasladarse al valle de Caujerí.
La existencia del trasvase nos permite preparar otra inversión:
el desarrollo del valle de San Antonio del Sur. La idea es destinar
unas 1 060 hectáreas de esa llanura a la producción de leche, carne
y cultivos varios, de las cuales alrededor de 537 hectáreas
recibirían el agua por gravedad desde la presa Los Asientos,
actualmente sin uso.
En la Empresa de Cultivos Varios Niceto Pérez, por otra parte, se
instalaron recientemente cinco nuevas electrobombas en la estación
La Yaya, lo que permite que hasta el momento el 60 % de las áreas
disponga de riego. Esa inversión continúa con la construcción de una
conductora de cuatro kilómetros.
También existen proyectos agrícolas en Lajitas, La Jabilla, San
Vicente-Jamaica-San Carlos, Chapala, Costa Rica. Se trabaja,
asimismo, en los proyectos del Trasvase Yateras-Guaso, con el
propósito de llevar el agua por gravedad al valle de Guantánamo y de
ser necesario a la presa Faustino Pérez, principal fuente de abasto
a la ciudad de Guantánamo.
—¿Qué representa para los guantanameros el otorgamiento de la
sede del acto central por el Día de la Rebeldía Nacional?
Significa un alto compromiso, el cual debe traducirse en
superiores resultados de trabajo. El propósito es lograr que todas
las inversiones, los mantenimientos, las conservaciones, las
reparaciones que nos hemos propuesto se conviertan en obras de
movimiento de masas, para llegar al 26 de Julio con la mayoría de
ellas terminadas y las restantes bien adelantadas. Hasta el momento
pasan de 190 las acciones comprometidas por los diferentes
organismos, empresas y entidades en saludo a la memorable fecha.
—¿Algún mensaje para el pueblo?
El mensaje es de felicitación, de compromiso, de trabajo, por la
importancia que reviste el acuerdo del Buró Político de otorgarnos
la sede del Acto Nacional por el 26 de Julio. Le pedimos a nuestro
pueblo que no desmaye en el empeño de trabajar fuerte, que sienta
como suya cada obra, cada tarea que se gesta, que siempre lleve en
su corazón las ideas de Fidel y Raúl.