BELGRADO, 14 junio.— El fiscal serbio para crímenes de guerra,
Vladimir Vukicevic, sostuvo hoy que en Kosovo y Metohia obstruyen la
investigación sobre el tráfico de órganos de sus connacionales
secuestrados, lo cual impide procesar a los culpables.
Los hallazgos del relator especial del Consejo de Europa, Dick
Marty, y el caso de extirpaciones forzosas en la clínica Medicus, de
Pristina, abrieron los ojos a la opinión pública mundial, pero la
política puede inmiscuirse en la indagación, afirmó.
Vukicevic observó que el temor de las familias de las víctimas
ante la posibilidad de que no se imponga la justicia aumentó después
que el jefe del equipo investigador de la Unión Europea, Clint
Williamson, dijo que la indagación concluirá en dos o tres años.
Consideró de máxima importancia la decisión tomada recientemente
por el parlamento albanés de que la comisión Williamson pueda
investigar en el territorio de ese país.
Ese es un gran paso de avance porque muchas de las pistas de
estos crímenes conducen precisamente a Albania, aseguró el fiscal
citado por Radio Serbia Internacional.
La denuncia de Vukicevic coincidió con el inicio de excavaciones
en Zilivode, cerca de Obilic, en Kosovo y Metohia central, donde se
sospecha fueron enterrados los cuerpos de 26 serbios kosovares
asesinados.
Diversos testimonios coinciden en que a 25 metros de profundidad,
en una mina de carbón, yacen los restos de esos desaparecidos, entre
quienes cuentan nueve obreros secuestrados en la mina Belacevac en
1998.
Investigadores de Serbia y Kosovo sobre desaparecidos y expertos
de la Misión Europea de Policía y Justicia en apoyo a las
autoridades de Kosovo (EULEX) planean extender la búsqueda de fosas
comunes hasta las regiones de Pec, Djakovica,Klina, Prizren,
Mitrovica y Podujevo.
Serbia exigió recientemente del Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas una investigación imparcial, profesional y eficiente del
tráfico de órganos de civiles secuestrados en Kosovo y Methohia y el
norte de Albania, enfatizó la cancillería.