Una
vez más, Argentina alzó su voz en el histórico reclamo de soberanía
sobre las islas Malvinas, territorio que el Reino Unido mantiene
ocupado desde 1833. La mandataria Cristina Fernández exigió ante el
Comité Especial de Descolonización de la ONU que la nación europea
acepte el diálogo como única vía de entendimiento. No queremos más
muertos, no queremos más guerras, afirmó.
En el colmo del sinsentido, Roger Edwards, representante de
Londres, había alegado que el reclamo de Buenos Aires es "ilegal" y
que está en juego "la autodeterminación" de los pobladores, que son
quienes deben decidir, refiriéndose a la nueva maniobra política
británica de apoyar un referéndum en el 2013 para que los isleños se
pronuncien sobre su estatus político en los territorios.
Al respecto, el titular del Comité de Descolonización, Diego
Morejón Pazmiño, explicó que no pueden invocar la autodeterminación,
porque en el caso de las Malvinas "hay un principio de integridad
territorial de Argentina que se impone y la nación europea es una
potencia ocupante".
En esta histórica jornada se aprobó por consenso una resolución
promovida por Bolivia, Chile, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela,
que demanda reactivar las "negociaciones a fin de encontrar a la
mayor brevedad posible una solución pacífica a la controversia", de
conformidad con las resoluciones de la Asamblea General.
Justo el día en que se cumplió el aniversario 30 del fin de la
guerra que enfrentó a ambos países, Argentina reiteró que su lucha
será ganada en el terreno diplomático. Sin embargo, desde el otro
lado del Atlántico responden con cánticos de guerra: el primer
ministro David Cameron advirtió que su país "está preparado y
dispuesto" a defender las islas y que "no habrá ninguna negociación
sobre su soberanía".
Las declaraciones guerreristas del premier británico refuerzan la
denuncia contundentemente argumentada de Fernández, quien acusó a la
nación europea de aprovechar su "posición de privilegio" en el
Consejo de Seguridad para desoír el llamado a dialogar.