El Don de las golosinas artemiseñas

El trabajo por cuenta propia y las relaciones entre estos y las entidades estatales, resulta un vínculo positivo para el impulso de las ofertas y servicios gastronómicos en el país

O. FONTICOBA GENER

La mayoría de los especialistas ubican el origen del turrón, que puede ser de diversos de tipos, en la península arábiga, de donde se introdujo a los países mediterráneos. De ahí arribó a Cuba el gusto por ese postre, que supera ya los cuatro siglos de tradición en la Isla.

Foto: Otmaro RodríguezNegocio familiar que hace las delicias de los artemiseños

En Artemisa, sin embargo, los turrones más consumidos no provienen del Viejo Continente, sino del patio de Pedro Cruz Pérez, un pinareño que a los 20 años aprendió ese arte y lo dio en herencia a su familia, cuya tercera generación lo honra hoy con una exitosa producción de la golosina.

Bajo el nombre de Don Pedro el artemiseño, los turrones de maní manufacturados por ese núcleo llegan a sus consumidores desde el 2010, en que se flexibilizaron las normas para ejercer el trabajo no estatal y sus productores se acogieron a ellas; y desde inicios de este año su distribución alcanza todas las regiones de la provincia a través de la Empresa de Comercio del territorio, que solicita al mes más de 3 000 tabletas del dulce (entre duras y blandas) y las mercantiliza en sus once municipios.

Hacia 1950 —confiesa Don Pedro— vine a La Habana a abrirme camino, sin dinero ni rumbo, hasta que conseguí trabajo en un taller pequeño donde se fabricaban turrones de maní; ahí aprendí y me dediqué a eso porque me gustaba.

"De 1964 a 1968, cuando se abre el trabajo por cuenta propia, laboré como tal; y ahora también, junto a toda la familia. Somos nueve entre hijos y nietos, todos con los mismos derechos.

"Las máquinas que empleamos las hacemos y arreglamos nosotros mismos. Nada se hace fuera de nuestro taller. Aquí tostamos el maní, lo mezclamos, lo molemos y compactamos. Y en eso último es donde está el secreto: en el punto de consistencia que se le dé, porque esto tiene su arte".

Los turrones Don Pedro el artemiseño, además de patentizados, esperan para este mes su registro de marca y el código de barras.

Desde el inicio de su contrato con la Empresa Provincial de Comercio, la venta de ese producto ha tenido un impacto positivo en el terruño, siendo los municipios de Artemisa, San Cristóbal y Bahía Honda los mayores consumidores.

Y es que el desarrollo de las labores por cuenta propia no solo funciona como una fuente de trabajo alternativo al estatal, sino también como un impulso al fomento económico a partir de iniciativas individuales, ya sean en una localidad o a un nivel superior, pero que tributan de igual forma al mejoramiento de los servicios.

Así mismo sucede con la integración entre esos trabajadores y las empresas estatales. Mediante el establecimiento de convenios entre ambas partes, cada una recibe la colaboración de la otra basados en los preceptos de la buena voluntad y la transparencia jurídica.

Se trata de alcanzar un máximo de eficiencia y de beneficios para los involucrados que, contrario a lo que podría pensarse, no son únicamente los pactantes, sino la sociedad toda, pues es ella el destino principal de experiencias como la de Don Pedro y su familia, es ella para quien se perfeccionan los modos de gestión, para quien se trabaja.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir