El ministro israelí del Interior, Eli Yishai, afirmó hoy que
iniciará pronto el traslado de decenas de miles de inmigrantes
ilegales africanos a centros de detención que denominó una ciudad de
tiendas de campaña".
Yishai, líder del partido ultraortodoxo Shass, señaló que la
medida está avalada por una corte de Israel que autorizó ayer la
deportación de alrededor de mil 500 nacionales de Sudán del Sur,
bajo el argumento de que sus vidas no corren peligro en el recién
creado país.
En declaraciones a la radio pública, el titular afirmó que están
en la mira 40 mil sudaneses y eritreos para que sean los próximos en
ser trasladados de Tel Aviv, Eilat y otras zonas de Israel a esa
suerte de campos de concentración, que a algunos recordaron las
prácticas nazis.
Hay todavía unos 15 mil (inmigrantes) de Sudán del norte y 35 mil
de Eritrea no estoy autorizado a expulsarlos en este momento, señaló
el ministro, quien de inmediato se mostró esperanzado en que se
eliminen los obstáculos legales para deportarlos.
Los campamentos para indocumentados subsaharianos se están
construyendo ahora y una ciudad de tiendas de campaña quedaría
concluida en pocos meses, puntualizó Yishai, al precisar que las
obras tienen un costo aproximado de 6,7 millones de dólares.
Agregó que un primer paso es acorralar y trasladar a los ilegales
a un centro de detención que se edifica en el sur de Israel y, una
vez concluido el campamento, se empezará a mover a los migrantes
desde Tel Aviv y Eilat, en la costa del Mar Rojo.
Según Yishai, el gobierno sionista está ofreciendo facilidades a
los sin papeles preparados para marcharse de forma voluntaria, pero
declinó precisar qué tipo de incentivos.
Ellos están próximos a ser expulsados, bien voluntariamente o
contra su voluntad. Es una cantidad que amenaza la identidad judía
(de Israel), añadió el dirigente ultrarreligioso.
De acuerdo con Prensa Latina, datos del Ministerio del Interior
refieren que unos 60 mil inmigrantes africanos entraron ilegalmente
a Israel, casi la totalidad de ellos sudaneses y eritreos entre los
que hay refugiados que huyen de la persecución en sus naciones y
otros en busca de mejoras económicas.
Yishai estimó que unos seis mil ilegales podrían haber ingresado
sin ser detectados a través de la frontera con el Sinaí de Egipto, a
lo largo de cuyos 240 kilómetros Israel construye un muro alto y con
sofisticado mecanismo tecnológico de seguridad.