También dedicado a la memoria de la recientemente fallecida
Adelina López Llerandi, quien fuera la primera directora de la
Escuela Nacional de Técnicos de Bibliotecas del Ministerio de
Cultura, el acto, cuyas palabras inaugurales estuvieron a cargo del
doctor Eduardo Torres Cuevas, director de la Biblioteca Nacional
José Martí, fue escenario propicio para rememorar brevemente la
historia de la Bibliografía de la Isla, la labor permanente del
bibliotecario, y también para homenajear a profesionales del ramo
cuya trayectoria es digna de encomio.
Torres Cuevas comentó la dedicación del insigne bibliógrafo,
quien junto a Domingo del Monte concibió el impulso necesario para
la creación de una bibliografía que recogiera lo que en Cuba se
había escrito y lo que en América se escribía y citó también, entre
otras, a figuras como Félix Varela —cuya huella marcara hondamente a
Bachiller y Morales—; José Antonio Saco y Francisco de Arango y
Parreño, con cuya presencia en su historia se honra la Patria.
Valoró el desempeño realizado por los bibliotecarios en el último
año y exhortó a sus colegas a conservar los logros y a repensar
cuánto queda por hacer para vencer los retos que tiene este
trabajador en el siglo XXI, cuando debe asumir la digitalización
eficiente de la información. "El atrio que vamos a construir —dijo—
será un árbol nuevo".
"Creo que las bibliotecas viven un buen momento y debemos
conseguir que sean el orgullo de la cultura cubana, la fuente de
referencia de nuestra cultura", acotó, a la vez que celebró el
"mundo noble" en el que viven los bibliotecarios, quienes dan de sí
lo mejor para hacer de su trabajo algo muy bello.
Un grupo de reconocimientos tuvieron lugar en la jornada
conmemorativa en la que fueron distinguidos, por la Asociación
Cubana de Bibliotecarios (ASCUBI) y la Sociedad Cubana de Ciencias
de la Información, 33 profesionales de las Filiales del país con el
Sello Bachiller y Morales correspondiente al 2012.
Los correspondientes Premios Nacionales de ASCUBI recayeron sobre
Roselia Rojas Ricardo (Premio María Teresa Freyre de Andrade);
Felicia Pérez Moya (Premio José Antonio Ramos); Griselda Pulido Cruz
(Premio Olinta Ariosa Morales), e Ileana Armenteros Vera (Premio
María Villar Buceta).
El Sello del Laureado, que entrega el Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Cultura, fue recibido por Rita Noemia Romero
Valdés y por Eduardo Torres Cuevas, por la obra de toda la vida.
Las palabras de Zoila Lapique, Premio Nacional de Ciencias
Sociales, para elogiar a la destacada bibliotecaria Araceli García
Carranza, a cuya profesión ha dedicado ininterrumpidamente 50 años
de su existencia, y la melodía de Liuba María Hevia pusieron fin a
la hermosa velada que rindió merecido tributo a "esas traviesas
criaturas que habitan la bibliotecas".