"Con el gozo de haber llevado a cabo mi Viaje Apostólico a Cuba,
para la celebración del cuatrocientos aniversario del hallazgo y
presencia en esa Nación de la venerada imagen de Nuestra Señora de
la Caridad del Cobre, me es grato expresar a Vuestra Excelencia y a
las demás Autoridades del País mi viva gratitud por las esmeradas
atenciones que me dispensaron durante mi inolvidable estancia en
esas nobles tierras, en las que pude encontrarme con los cubanos,
para confirmarlos en la fe y alentarlos a que todos se sientan
protagonistas indispensables en la construcción de un futuro sereno,
luminoso y esperanzado".
"Correspondo a la exquisita hospitalidad que se me ha brindado en
inolvidables días transcurridos en Vuestra Patria con un singular
recuerdo en la oración, suplicando al Altísimo que Cuba continúe
avanzando con decisión por los caminos de la libertad, la
solidaridad y la concordia, para el bien común y el recto progreso
de todos sus hijos e hijas".
"Con estos sentimientos, y a la vez que pongo bajo la dulce
mirada de la Virgen Mambisa las justas aspiraciones de todos los
cubanos, les imparto una especial Bendición Apostólica, prenda de
copiosos favores divinos".
Vaticano, 3 de abril de 2012