Ecos de la Cumbre de las Américas
¡Filantropicapitalismo!
“En el
capitalismo cultural, la caridad es parte del sistema económico,
antes existía una división entre la caridad y el capital, se ganaba
dinero y luego este se regresaba como caridad, pero ahora se han
borrado las fronteras y son parte del mismo acto, se fusiona la
caridad con el consumo”. Slavoc Zizeck (1)
“Así como los peores
dueños de esclavos fueron los que trataron con bondad a sus
esclavos, evitando así que los que sufrían el sistema tomaran
conciencia del horror del mismo, y los que observaban lo
comprendiesen (…) la caridad degrada y desmoraliza. (…) Es inmoral
usar la propiedad privada a fin de aliviar los terribles males que
resultan de la misma institución de la propiedad privada. Es a la
vez inmoral e injusto”. Oscar Wilde (2)
Renán
Vega Cantor (*)
Shakira,
aparte de entonar con voz destemplada y en forma equivocada el himno
nacional de Colombia, fue la encargada de presentar en la Cumbre de
las Américas la "novedosa" idea del filantropicapitalismo, aplicado
a la educación. Ante centenares de capitalistas de América, la
cantante recitó una perorata neoliberal que duró veinte minutos.
(Puede consultarse la intervención en: http://www.youtube.com/watch?v=bA-f6L8UmtM).
Sostuvo que la inversión en educación temprana es un prometedor
negocio en el cual se obtienen ganancias inesperadas. Incluso,
cuantificó esas ganancias, señalando que por cada dólar invertido se
pueden obtener 17 dólares de beneficio en su edad adulta, lo que
indica la rentabilidad de dedicarse a obras sociales, la esencia de
lo que se denomina filantropicapitalismo, en lo cual ella misma se
presenta como un ejemplo a imitar. Con seguridad, sabe por qué lo
dice, por la exención de impuestos y los privilegios tributarios de
que ha gozado en Colombia y en otros países. Repitió las fórmulas
consabidas de que la educación es un instrumento que termina con la
pobreza y que ella, desde hace 17 años, viene realizando un proyecto
filantrópico en educación que le ha permitido redimir a unos 6 000
niños.
Les pidió a los empresarios que invirtieran en educación y
criticó por obsoleta y anticuada la idea de que el Estado es el que
debe proporcionar educación. Consideró que la educación no solo
ayuda a la gente a salir de la pobreza, sino que tiene la virtud de
convertir a las personas en clientes potenciales, con lo que las
empresas que invierten salen ganando por partida doble: al obtener
réditos directos en la educación y al asegurar compradores futuros
de sus productos. Esto, sostuvo, no es la vieja caridad, que
consistía en regalar algo a cambio de nada, sino un negocio en el
cual se invierte para obtener ganancias como empresarios y fama
mundial como filántropos, muy al estilo de Bill Gates o de Georges
Soros. Shakira anunció, además, que está adelantando vastos
proyectos educativos en distintos países de América Latina con la
fabulosa cobertura de 6 200 niños, de un total, léase bien, de 35
millones de niños que en toda América Latina no tienen acceso a
ningún tipo ni nivel educativo. Es decir, que su proyecto educativo
de tipo filantrópico y con el que obtiene grandes dividendos
económicos, le ha resuelto los problemas de educación a un
extraordinario 0,018 % de los niños del continente ¡Como quien dice
que se necesitarían 5 385 empresarios filantrópicos para atender las
necesidades de todos los niños sin educación en América Latina y
solucionar ese problema social, que solo ha sido resuelto en Cuba!
Este sermón neoliberal sobre educación no es ninguna novedad,
porque es el mismo que repiten como una salmodia los tecnócratas y
economistas Made in USA, los rectores de las universidades,
los voceros del Ministerio de Educación, el Banco Mundial y los
pedagogos neoliberales. La novedad estriba en que haya sido una
desafinada cantante la que asumió la vocería de ese proyecto y lo
acompañó con la idea, que no es ni mucho menos de su cosecha, que el
filantropicapitalismo es el mejor medio para salir de la pobreza y
del atraso y para lograr construir la América Latina "próspera,
fuerte y segura que nos merecemos y que siempre hemos soñado". ¡Como
se sabe, los sueños del capitalismo son la pesadilla de los pueblos!
Pero el objetivo central de esta nota no es comentar las
"originales" ideas de Shakira sobre la educación, con las cuales
algún día podrá ser designada Directora General de la UNESCO o de
instancias parecidas. Mencionamos al filantropicapitalismo, porque
ella lo nombró de manera explícita, y tenemos la intención de
mostrar que el laboratorio primigenio de experimentación del
filantropicapitalismo fue la VI Cumbre de las Américas, realizada en
Cartagena.
Miremos por qué en esa cumbre se dieron varias lecciones de
desprendimiento empresarial y corporativo, propias del Manual del
Perfecto Filantropicapitalismo Latinoamericano.
Primera
Lección: Filantropicapitalismo tropical invertido
Por lo que sucedió con la orgía que los agentes secretos de
Barack Obama organizaron en la ciudad de Cartagena, ahora sí
entendemos por qué la llaman la Ciudad Heroica, es el más claro
ejemplo de lo que Estados Unidos entiende por filantropicapitalismo.
Lo es porque los truhanes gringos que se desempeñan como
embajadores, agentes secretos, consejeros militares, mercenarios,
tienen la inveterada costumbre, propia de lo que puede llamarse sin
exageración imperialismo sexual, de convertir los lugares adonde
llegan en burdeles y prostituir a las jóvenes nativas, con el
agravante que eso se hace a bajo precio o gratis, como si fuera un
honor para las mujeres de estas tierras que sean mancilladas por los
yankis.
El filantropicapitalismo invertido en este caso reside en que
luego de satisfacer sus bajos instintos, los guardaespaldas de Obama
se negaron a pagar el precio acordado con las trabajadoras sexuales,
exigiendo filantropía de las damas, que deberían ser comprensivas
con el sacrificio que los matones gringos realizan al venir a estas
tierras tropicales y subdesarrolladas. Ellos, aseguran, están
poniendo en peligro su seguridad al atreverse a invertir su capital
sexual de altísimo riesgo en estos lares, a cambio de lo cual es
normal que, luego de su sacrificio, las trabajadoras sexuales los
recompensen no cobrándoles por sus servicios y antes, por el
contrario, les agradezcan por fijarse en ellas. Por lo demás, este
es un típico ejemplo de la forma en que Estados Unidos ve a los
países latinoamericanos y a sus pueblos, como burdeles habitados por
meretrices baratas, y a sus gobernantes como proxenetas
incondicionales, como lo acaban de mostrar con lujo de detalles los
gobernantes del protectorado yanki, que todavía se sigue llamando
Colombia.
Segunda
Lección: Empezó a funcionar el TLC entre Colombia y los Estados
Unidos, o el filantropicapitalismo a vasta escala
Aunque con bombos y platillos y con la risa traidora de los que
saben que han entregado por un plato de lentejas las riquezas del
país al imperialismo estadounidense, diversos voceros del gobierno
colombiano anunciaron que a partir del 15 de mayo próximo entra en
vigor el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Colombia,
en realidad este empezó a funcionar en la cumbre de Cartagena y se
inició con un intercambio económico y sexual de tipo desigual: los
guardaespaldas de Barack Obama disfrutaron de lo lindo con unas
trabajadoras sexuales de Cartagena, pero se negaron a pagarles el
precio de sus servicios. Una clara muestra del filantropicapitalismo
tropical que el Sur le ofrece al Norte.
Este es un botón de muestra por adelantado de todo lo que nos
espera con respecto al filantropicapitalismo de Estados Unidos, en
donde se va a repetir a vasta escala lo acontecido en un hotel
cartagenero. En efecto, en pocas semanas se va a generalizar el
saqueo de los recursos y del territorio colombianos y ya se dice que
esto es para el progreso y el beneficio del país y que debemos estar
agradecidos con Estados Unidos por todos los sacrificios que han
hecho por los colombianos y por haber tenido la amabilidad de
aprobar, por fin, el Tratado de Libre Comercio. Con la llegada de
productos de Estados Unidos, van a aumentar aún más el desempleo y
la informalidad, pero los propagandistas oficiales y sus medios de
desinformación aseguran que se van a crear nuevos empleos como nunca
antes.
Con el TLC aumentan el acoso y asesinato a sindicalistas y
dirigentes populares en Colombia, pero tanto los círculos
gubernamentales de Estados Unidos como los de aquí aseguran que ese
acuerdo es una bendición para los sindicatos. Se van a arrasar los
ecosistemas, los mares, los ríos, los bosques del país, como
resultado de la búsqueda insaciable de riquezas naturales y la
creación de obras de infraestructura de fuga, para sacar productos
del país y llevarlos a Estados Unidos; pero los periodistas nos
dicen que todo esto va a significar una mayor protección ambiental y
aprovechamiento de nuestras riquezas. Se va a privatizar lo que
queda de educación y de cualquier sector público; pero nos aseguran
que tales medidas van a significar un mejoramiento de los servicios
y un ingreso para los empresarios privados, que van a ayudarnos a
salir de la pobreza y del subdesarrollo —como Shakira—, pero lo
único que hacen es generalizar el analfabetismo, la ignorancia y la
estupidez. Se van a destruir los endebles cimientos de la producción
agraria nacional, con la importación brutal de comida basura
procedente de Estados Unidos, pero se nos quiere convencer de que
vamos a mejorar nuestra dieta y nuestra seguridad alimenticia al
consumir esa chatarra.
Por si hubiera duda de lo que estamos diciendo, solo baste
mencionar dos hechos que muestran el nivel de abyección al que puede
llegarse en estas tierras de filantropicapitalismo: de una parte,
las posturas del gobierno colombiano, encabezado por Juan Manuel
Santos, en la Cumbre de Cartagena ante la exclusión de Cuba y el
reclamo argentino de las Islas Malvinas, sobre los que guardó un
silencio cómplice y se plegó a los dictados del amo imperialista; de
otra parte, la actitud antilatinoamericana asumida ante la visita de
Mariano Rajoy, presidente del gobierno de España, a quien Santos le
dijo, en referencia a la política de nacionalización de YPF en
Argentina, que "a diferencia de otros países, aquí no expropiamos".
Una forma descarada de afirmar: vengan y llevense lo que quieran,
como en los tiempos de la colonia, cuando venían los virreyes y
otros enviados de la monarquía ibérica. Este es el verdadero
filantropicapitalismo transnacional en funcionamiento, con el cual,
como siempre, nos quedan la miseria y el horror, mientras otros se
quedan con nuestras riquezas y las ganancias. Aparte de todo, no
sobran los arrodillados —como —, que digan que todo lo que hacen los
empresarios nos produce muchos beneficios.
Tercera
Lección: El filantropicapitalismo del Estado colombiano
El discurso filantropicapitalista recalca la importancia de que
los capitalistas inviertan en obras sociales para obtener ganancias
y que ojalá esa inversión se haga al margen del Estado o, cuando
mucho, en una relación en la que el Estado se limita a secundar al
capital privado. Pero en la Cumbre de Cartagena nada de eso sucedió,
porque fue el Estado colombiano el que invirtió a manos llenas para
agasajar a todos los invitados, entre ellos a cientos de empresarios
que se hicieron presentes en ella. En una clara muestra de
filantropicapitalismo estatista, el Estado colombiano y sus fuerzas
represivas se dieron a la tarea, y el término militar nunca fue tan
preciso, de peinar la ciudad de Cartagena, calle por calle, casa por
casa, para sacar a los pobres del centro de la ciudad, porque la
afeaban y eran una mala vitrina para la venta del país al capital
transnacional. Se sacaron de la zona histórica de la ciudad hasta
los perros, junto con mendigos, vendedores ambulantes, cocineras
populares y todos los que estorbaban. Se remodelaron avenidas para
que la caravana de Barack Obama, compuesta de una veintena de
limosinas y coches lujosos, no tuviera que hacer ninguna parada en
su camino. La ciudad se militarizó como nunca antes se había visto,
puesto que se emplearon miles de policías, militares, agentes
secretos, buzos y pilotos para custodiarla.
Todo este dispositivo de seguridad, control y embellecimiento
artificial de Cartagena, junto con los gastos de la cumbre, han
significado un elevado costo para el erario público de Colombia, que
puede haber llegado a los 50 millones de dólares (unos 100 mil
millones de pesos colombianos), una cifra que bien se hubiera podido
invertir en escuelas, hospitales, parques o universidades, a los que
buena falta les hacen los recursos estatales, en gran medida
destinados al pago de la deuda externa y a financiar la guerra
contra los pobres de este país.
Por supuesto que nada de esto importa, porque de lo que se trata
es de vender la idea de que Colombia es un seguro destino para la
inversión extranjera, y que como buenos esclavos de Estados Unidos,
los gobernantes de este país están dispuestos a postrarse todo el
tiempo y hacer hasta lo imposible por mostrar su carácter
incondicionalmente servil. En estas condiciones, en la cruda
realidad la filantropía funciona en un sentido contrario al
anunciado por los voceros del capitalismo. Eventos tan rimbombantes
e inútiles, como la Cumbre de las Américas, no son patrocinados por
el capital privado y sus empresas, sino por el Estado colombiano, el
cual empleó el patrimonio público para acoger al capital privado y
permitir que Barack Obama roncara durante dos noches en Cartagena,
un privilegio que no tienen todos los esclavos del mundo, pero que
le ha resultado muy costoso al pueblo colombiano.
(*) Renán Vega Cantor es historiador. Profesor titular de la
Universidad Pedagógica Nacional, de Bogotá, Colombia.
(1) "La hipocresía de la filantropía (la forma en que el sistema
mantiene el Status Quo)", en http://pijamasurf.com/2010/08/la-hipocresia-de-la-filantropia-la-forma-en-la-que-el-sistema-mantiene-el-status-quo/
(2) "El alma del hombre bajo el socialismo", disponible en http://upload.wikimedia.org/
wikipedia/commons/0/07/El_alma_del_hombre_bajo_el_socialismo.pdf
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