MADRID.—
La presencia de la soprano cubana Johana Simón en la temporada de la
compañía Estudio Lírico, en el Teatro Compac Gran Vía, de Madrid,
suscitó el interés de un auditorio gratamente sorprendido por las
cualidades vocales e histriónicas de la joven intérprete.
De manera muy particular, especialistas y aficionados ponderaron
las actuaciones de la Simón en los papeles protagónicos de las
óperas Rigoletto y La Traviata, de Verdi.
En la puesta en escena de La Traviata, que la prensa
calificó de "espléndida", destacaron a la Simón y al tenor argentino
Pedro Pablo Rossi. "Juntos, convierten a los dos personajes en
personas de carne y hueso desde la primera escena de la
representación", escribió el crítico Juan Rodríguez Millán. Y
añadió: "Ambos, al igual que el barítono Ulises Fuentes, triunfan
vocalmente en todos los registros que les exige La Traviata,
pero sobre todo le dan una dimensión especial a la representación
con su trabajo actoral. Si la ópera es teatro cantado, el trabajo de
la pareja protagonista solo se puede calificar de sobresaliente,
tanto en las escenas en que aparecen juntos, como en los momentos en
que consiguen llenar el escenario en solitario".