MADRID, 4 noviembre.— La campaña para las elecciones generales en
España del próximo 20 de noviembre arrancó la pasada medianoche, con
la promesa de los principales candidatos de sacar al país de la
crisis económica y frenar el creciente desempleo.
La cuenta atrás para la cita con las urnas, iniciada a las 00:00
horas de este viernes, se produce a escasas horas de difundirse los
datos del paro correspondientes al décimo mes de 2011, que
constataron una vez más la imparable destrucción de puestos de
trabajo.
Por tercer mes consecutivo, el número de desempleados en este
país ibérico subió en octubre en 134 mil 182 personas hasta situarse
en los cuatro millones 360 mil 926, reveló la víspera el Ministerio
de Trabajo e Inmigración.
El acumulado, en cambio, es inferior al publicado el pasado
viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que
estableció la cantidad de personas sin empleo en cuatro millones 978
mil 300 en el tercer trimestre del actual ejercicio.
De esa manera, la tasa de trabajadores en la calle se elevó al
cierre de septiembre a 21,52 por ciento de la población
económicamente activa, la más elevada de la Unión Europea y de los
países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico.
Se espera, por tanto, que la lucha contra esa lacra centralice
estas dos semanas de campaña de todas las fuerzas políticas,
encabezadas por el gobernante Partido Socialista Obrero Español
(PSOE) y el conservador Partido Popular (PP), principal de la
oposición.
Aunque por caminos diferentes, el candidato a la presidencia del
Gobierno por el PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y su contrincante por
el PP, Mariano Rajoy, se fijaron como reto sacar a España de la
grave crisis económica que sufre.
Los socialistas, que desde 2010 vienen aplicando un severo plan
de ajuste cercano a las posiciones de la derecha, encarnada por los
populares, proponen como salida a la debacle un nuevo impuesto a las
grandes fortunas y estímulos a las empresas que creen empleo.
En cambio, Rajoy, al que todos los sondeos dan como próximo
presidente del Gobierno tras dos intentos fallidos (2004 y 2008),
prometió en su proyecto, calificado de ambiguo por analistas, bajar
los impuestos, apoyar a los emprendedores y reformar el mercado
laboral.
Tal y como ocurrió en los comicios municipales y autonómicos de
mayo último, las encuestas vaticinan un fuerte varapalo al PSOE por
el fracaso de los recortes sociales puestos en marcha para reducir
el déficit público y aplacar a los mercados financieros.
De confirmarse esa tendencia, a partir del 20 de noviembre el
mapa político español será dominado por el PP, que desde mayo
administra la mayoría de las 17 comunidades autónomas españolas.
A juicio de observadores, la mala gestión de la crisis y el giro
político hacia la derecha del actual jefe del Ejecutivo español, el
socialista José Luis Rodríguez Zapatero, allanaron el camino de
Rajoy al Palacio de la Moncloa (sede del poder central).
Hasta ahora, su estrategia ha sido mantener un perfil bajo y
dejar que los datos económicos y el malestar social hagan el resto
del trabajo y pasen factura al PSOE.
Casi 36 millones de españoles están llamados a las urnas para
elegir a 350 diputados y 208 senadores entre una veintena de
agrupaciones nacionales y autonómicas.