Ciudadanos estadounidenses trabajan este jueves en la preparación
de una tercera opción electoral en Estados Unidos, en contraposición
al sistema bipartidista existente.
Uno de los activistas del grupo, Mark McKinnon, un estratega
republicano que asesoró a George W. Bush en su campaña presidencial,
señaló que participa en esta iniciativa porque "el sistema está
quebrado", reporta Prensa Latina.
Las acciones de esta asociación, que no pertenece a ningún
partido, se centran en la recaudación de millones de firmas y de
dólares para abrir a los electores un espacio alternativo al que
proponen demócratas y republicanos.
Denominado Americans Elect (Los estadounidenses eligen), el
proyecto no es nuevo en el país, pues surgió en 2008 cuando trató de
presentar una opción frente al descontento de la población con las
propuestas existentes.
Según sus promotores, intentan lograr un espacio en las
elecciones de noviembre próximo en los 50 estados para un candidato
ciudadano, quien se elegiría en junio en la primera convención
nacional por Internet.
Aglutinadora de independientes, republicanos y demócratas, y en
general de descontentos con el curso que sigue la norteña nación, la
incipiente organización recaudó ya 22 millones de dólares.
Asimismo el grupo adelantó la posibilidad de participar en los
comicios en estados como Florida, Alaska, Nevada, Kansas, Arizona y
Michigan.
El proyecto también gestiona su inscripción en California, Utah y
Hawai, entre otras regiones.
Según medios de prensa estadounidense, Americans Elect, bajo el
lema "escoge un presidente, no un partido" se encamina a tener
representación en toda la unión al conseguir 1,9 millones de firmas.
Es un experimento fascinante tratar de darle poder a una posición
intermedia para participar en la política estadounidense, indicó
Will Marshall, uno de los directivos del grupo, y presidente de un
instituto demócrata de estudios políticos, de tendencia centrista.
Grupos como este ayudaron a sacar de la Casa Blanca a dos
presidentes con un solo término, Jimmy Carter en 1980 y George H. W.
Bush en 1992.
Ambos enfrentaron dificultades por el mal estado de la economía y
el descontento dentro de sus propios partidos.
Esto preocupa al equipo de campaña del presidente Barack Obama,
ya que un candidato de una tercera opción pudiera restarle apoyo en
noviembre.
John B. Anderson, en 1980 y H. Ross Perot, en 1992, ambos
centristas independientes, fueron un factor de consideración en los
comicios a los que se presentaron.
Los republicanos pretendientes a la nominación del llamado
partido rojo no convencen hasta ahora a los estadounidenses de que
sus propuestas pueden curar los padecimientos del país sobre todo en
aspectos duramente golpeados, como la economía, empleo y la
vivienda.
En tanto, Obama es víctima de sus incumplimientos, de la crisis
económica y de la negativa del Congreso a legislar con él para
enfrentar asuntos candentes como el débil crecimiento económico, el
alto desempleo y la reforma migratoria.
Analistas de campaña consideran que una tercera opción sería
perjudicial para los planes reeleccionistas del actual mandatario y
atraería a muchos votantes independientes que le dieron su voto en
2008.