El clima de guerra e inseguridad en Somalia parece inflamarse aún
más tras el anuncio por Kenia de que su ejército incrementará la
ofensiva militar en este territorio del Cuerno Africano contra la
milicia islamista de Al Chabab, dio a conocer Prensa Latina.
La nueva dinámica bélica, que incluye bombardeos aéreos, se
establece luego de que el Gobierno de Transición Federal Somalí
informara en las últimas horas que 36 integrantes de la agrupación
insurgente resultaron muertos con ayuda de las Fuerzas de Defensa
kenianas.
Según se conoció aquí, en un comunicado el portavoz del ejército
keniano, mayor Emmanuel Chirchir, indicó que un contingente de
militares de su país se dispone a bombardear varias ciudades del
centro y sur somalí, controladas por la agrupación insurgente.
Tal anuncio ocurre después de la reciente llegada a la ciudad
somalí de Baidoa de dos aviones cargados de armas para las fuerzas
de Al Chabab, arguyó la fuente.
Chirchir también instó a los residentes somalíes en las ciudades
sureñas objeto de la ofensiva militar, entre ellas Baidoa, Dinsur,
Afgooye, Bwale, Barawe, Jilib, Kismayo y Afmadhow, a evitar
contactos con la milicia insurgente.
La amplia incursión de un contingente de soldados kenianos en
territorio somalí se inició desde mediados del mes anterior, bajo el
pretexto de que grupos de la organización radical islámica
secuestraron en demarcación keniana a varios cooperantes europeos.
Mientras los radicales islámicos acusan a Nairobi de violar la
soberanía de Mogadiscio al penetrar en su territorio y niega su
participación en el rapto de extranjeros, el gobierno de ese vecino
país considera que lo ocurrido en su demarcación coincide con el
modo de actuar de Al Chabab.
Con la determinación de poner fin a las acciones de la milicia,
el enviado especial de Naciones Unidas para Somalia, Augustine
Mahiga, manifestó la necesidad de que la fuerza de pacificación de
la Unión Africana aumente hasta 12 mil sus efectivos en este país
para combatir a los insurgentes.
Mahiga argumentó que tal reclamo obedece a que esa fuerza, con
nueve mil militares actualmente desplegados en territorio somalí,
requiere de la capacidad necesaria para hacer frente a las tácticas
de guerra no convencionales de los radicales islámicos.
Somalia, país africano dividido que junto a enfrentamientos
armados atraviesa por una aguda crisis de hambruna debido a una
persistente sequía y escasez de alimentos, carece de un gobierno
central desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad
Barre.