Cada seis minutos muere un niño somalí por la guerra, hambre y
enfermedades como sarampión, malaria, diarrea y neumonía, según
cálculo del Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
La alarma es mayor al conspirar en este país, guerras intestinas,
sequía, alza de los precios de los alimentos, éxodo masivo de
personas hacia lugares seguros y descontrolado aumento de refugiados
en saturados campamentos en Kenya y Etiopía, reporta Prensa Latina.
En el Cuerno Africano casi 13 millones de personas sufren la
escasez de agua de los últimos 60 años, de ellos más de dos millones
de menores están desnutridos y en peligro inminente de muerte.
Para enfrentar la catástrofe en esta región africana son
necesarios 363 millones de dólares, de ellos recaudados el 70 por
ciento, de acuerdo con Unicef.
Tras casi 19 meses sin lluvias, las posibles precipitaciones de
octubre traerían consigo un brote mayor de sarampión y malaria y
pondría en riego la vida de cientos de miles de infantes.
Tampoco habrá nuevas cosechas en la región hasta diciembre, ello
explica la premura de las brigadas de socorristas radicadas en la
región para evitar mayores pérdidas de vidas humanas por falta de
alimentos y medicinas.