La ejecución de Troy Davis por inyección letal en
Georgia, tras un dudoso proceso, reabrió hoy el debate sobre la
aplicación de la pena capital en Estados Unidos.
El expresidente estadounidense Jimmy Carter puso el
dedo en la llaga cuando afirmó que "si uno de nuestros ciudadanos es
ejecutado con tantas dudas en torno a su culpabilidad, entonces el
sistema de pena de muerte en nuestro país es injusto y obsoleto".Carter
expresó además su confianza en que esta tragedia "nos empuje como
nación hacia un rechazo total de la pena capital".
Restablecido en 1976, luego de una moratoria de 10
años, el castigo con la pena capital tiene su máximo exponente en
Texas, donde 475 personas corrieron esa suerte.
El caso Davis se alza ahora en el país como la mayor
interrogante para jueces y fiscales a la hora de emitir sus
veredictos.
Siete de los nueve testigos se retractaron en su
acusación y persistían serias dudas a la hora del desenlace fatal.
"No fue mi culpa, yo no tenía una pistola, soy
inocente", expresó el reo antes de morir, lo que abre una seria
interrogantes.
Prestigiosos juristas consideran hoy que es
preferible absolver a un culpable que condenar a un inocente,
afirmación que debe perturbar ahora a los que negaron apelaciones de
clemencia realizadas por la defensa del reo.
El caso de Davis fue presentado por su defensa como
el prototipo del negro condenado injustamente por la muerte de un
blanco, sin dudas abrirá el debate en torno a la aplicación de la
pena en Estados Unidos.
En los 34 estados del país donde se aplica esta
condena desde 1976 fueron ultimadas mil 269 personas, mientras más
de tres mil 200 presos esperan en el corredor de la muerte la
consumación del fallo, indicó Prensa Latina.
En sus últimas declaraciones Davis pidió a sus
familiares que prosiguieran buscando elementos hasta demostrar su
inocencia, lo que acentúa las dudas sobre si se ejecutó a un
culpable o a un inocente.