No
hay que ser adivino: la gimnasia artística cubana está lejos de la
élite mundial. Tanto hombres como féminas enfrentan un panorama nada
esperanzador y sin posibilidades reales de dar un giro inmediato.
Muchos se preguntarán por qué, después de varias décadas con
excelentes resultados a nivel continental e, incluso, en eventos
universales, tenemos una situación tan adversa.
Varios pormenores inciden, entre ellos las deficiencias en el
aprendizaje desde la base, donde las atletas no incorporan todas las
técnicas y arrastran esas fallas hasta las escuadras nacionales.
"Nunca dejamos de aprender, pero es inconcebible que a este nivel
debamos pulir tantos detalles con las muchachas, aspectos tan
sencillos que no captaron en categorías inferiores", apunta Fernando
Véliz, entrenador de la escuadra femenina, con 23 años de
experiencia en labores de preparador.
Teniendo en cuenta este detalle tal vez nos sea más fácil
comprender el difícil reto de nuestras gimnastas en los venideros
Juegos Panamericanos de Guadalajara, donde el equipo intentará
mejorar el séptimo lugar del clasificatorio, "aunque para ello
necesitamos definir con mucha cautela el orden de paso. La imagen
que deje la abridora es fundamental, pues según su rendimiento
ayudará o no en la evaluación del conjunto", añade el técnico.
En el orden individual, las mayores opciones pasan por el caballo
de salto, modalidad en la que Cuba exhibe gran tradición, con cuatro
cetros, tres platas e igual cantidad de bronces, aunque Véliz no se
fía.
"Es importante competir sin flexiones ni caídas y esperar por la
apreciación de los jueces, un punto en el que estamos en desventaja,
pues apenas nos conocen y existe parcialidad en el arbitraje".
El elenco tiene una edad promedio de 17 abriles, solo Yahajara
Sesé (20) y Dayana Rodríguez (18) han participado en eventos del
área, mientras Dovelys Elena (17), Yaney Hernández (17) y Dayana
Reudo (17) apenas acumulan rodaje internacional.