Los XV Juegos Panamericanos tuvieron su asiento en Río de
Janeiro, 13 al 29 de julio del 2007, por cuarta vez consecutiva
asistieron los 42 países miembros de la Organización Deportiva
Panamericana (ODEPA) y ascendieron a 5 662 los competidores en 37
especialidades, dos menos que en Santo Domingo’03, al desecharse el
raquetbol y la pelota vasca.
Después de una admirable ceremonia inaugural por primera vez
visible extrafronteras y objeto de premios internacionales
posteriores, los atletas accionaron en instalaciones apropiadas para
lides del máximo nivel y disfrutaron de una Villa confortable para
el descanso, con eficientes servicios de alimentación y transporte.
El atletismo cimentó para Cuba una potente columna de doce
premios dorados, ocho de la división femenina y la mitad del área
blindada de lanzamientos, arrolladora con Misleydis González (bala),
Yarelis Barrios (disco), Yipsi Moreno (martillo) y Osleidys Menéndez
(jabalina), esta por segunda ocasión, igual que Roxana Díaz en los
200 m.
Otros insignes colaboraron en la cosecha: Dayron Robles (vallas),
Víctor Moya (altura), Guillermo Martínez (jabalina), Yargelis
Savigne (triple)¼ y una pequeña corredora sin tanto abolengo,
Mariela González, impactante en el maratón por la derrota propinada
a las favoritas de Brasil en momentos cruciales de la porfía
bilateral.
El éxito de Mariela y el no menos épico de las voleibolistas
frente a las brasileñas encendieron los ánimos en toda la Isla, por
aparecer de improviso en momentos clave y de cierta manera compensar
para otras coronas virtualmente seguras cedidas por la indigna fuga
de dos púgiles favoritos.
Por cierto, el boxeo fue otro deporte a la cuenta de Cuba, aunque
solo cinco de oro, lo más bajo desde San Juan’79, una menos que en
el 2003, con la particularidad de encumbrarse un segundo Emilio
Correa, hijo del welter campeón en 1971.
Dominio en reiteración sobre el colchón de las luchas, con nueve
cetros, mejores los del libre (5) que el estilo clásico (4);
campeones defensores exitosos fueron Yandro Quintana entre los
libristas, más Roberto Monzón y Mijaín López por los de la greco.
Destaque para Liset Hechevarría, bronce pionero femenino.
Sin perder la cima, el judo también redujo la siega a un
quinteto, tres femeninas —admirable la cuarta a hilo de la inmensa
Driulis González—, pero satisfecho en parte por doblegar en su
propio tatami al competente equipo anfitrión, ganador de cuatro.
Sergio Álvarez y Yordanis Borrero por segunda vez, Iván Cámbar,
Yohandrys Hernández y Joel MacKenzie marcaron la revitalización de
la halterofilia y si no recuperó el trono perdido desde Winnipeg fue
porque Colombia acaparó tres de siete divisiones femeninas —Cuba
comenzó a participar pero con gran desventaja—, y también llegó a
cinco, decidiendo sus tres de plata por una.
Con cinco botes titulares, el remo logró dominar de nuevo, si
bien con cuatro menos. Líderes: Yoennis Hernández, dos, para
acumular cinco (tercero histórico) y Mayra González, oro y bronce,
máxima remera de todos los Juegos con diez (3-1-6).
La esgrima continuó en descenso, solo tres: espada (m) por
equipos (Camilo Boris cuarta dorada más una quinta individual) y el
sable (f) individual, Maylin González, y por equipos. Cuatro en
ciclismo, las mismas que Colombia, tres en canotaje, con dupleta
para los canoístas Karel Aguilar y Serguei Torres, más el tercer oro
histórico en clavados, este a cargo de José Antonio Guerra en
plataforma, fueron sumando...
Además de las reducciones mencionadas, la de gimnasia artística
no por esperada dejó de estremecer menos. Pasada la fenomenal etapa
de Erick López y otros tantos prominentes¼ Cero oro.
Por equipos, aparte del mencionado voli (f), solo el béisbol
llegó al cielo, manteniendo su espectacular trayecto por diez
ediciones en medio de un colosal empuje brasileño que coronó a ocho
conjuntos.
Bien por los deportistas anfitriones en general. Se superaron en
173 % respecto a 30 doradas del 2003, acopiando 52 —54 en un
momento, pero dos perdidas por dopaje. Inclusive disfrutaron del
segundo lugar por 24 horas.
En verdad fue peleada y tensa la contienda; hasta lo sintió
Estados Unidos, primera vez con menos de 100 laureles (97), mientras
a Canadá no le bastó superarse en nueve (39) para retener la tercera
posición ante el empuje local auriverde.
Hubo incertidumbre y ansiedad como para no reír en Río, solo 59
de oro, mas el regreso transcurrió con la sonrisa final del
subliderato intacto. La historia de Guadalajara 2011 está por
contar.