PARÍS.— La pobreza sigue incólume en los países africanos pese al
gran crecimiento económico registrado en muchos de ellos en la
década pasada, debido a que las inversiones se concentraron en la
industria extractiva y no en la agricultura, a la que está ligada la
mayor parte de la población, según el experto Jan Rielaender.
La bonanza económica de la región se debe al buen desempeño de la
industria petrolera y de otras actividades extractivas, con un
efecto mínimo en la disminución de la pobreza, señala Rielaender,
uno de los autores del estudio Perspectiva Económica Africana 2011.
Alrededor del 75 % de la inversión extranjera en África se radicó
en los países ricos en hidrocarburos y minerales, pero con pocos
vínculos con el resto de la economía local y, por ende, con la
población más pobre.
La frágil respuesta de la "reducción de la pobreza" al
crecimiento económico se debió en parte a que este no estuvo
vinculado a los sectores donde trabajan las personas más pobres,
remarcó Rielaender, integrante del Centro de Desarrollo de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El alto precio de los combustibles y de los minerales,
principales productos de exportación de la región, fue el factor
clave del crecimiento económico de muchos de los países africanos
entre 1996 y 2008.
Solo tres de los 14 países africanos cuyo producto interno bruto
anual superó el promedio regional de 5,3 % entre 2001 y 2009
registraron una disminución sustancial de la pobreza.
La falta de correlación entre crecimiento y reducción de la
pobreza debe obligar a los "gobiernos africanos a concentrar sus
esfuerzos inmediatos en crear empleo, invertir en servicios sociales
básicos y promover la equidad de género", dijo Rielaender. Para
atender la falta de correlación entre el "crecimiento y la reducción
de la pobreza", el estudio alienta a los gobiernos africanos a
"tomar acciones simultáneas en varios frentes". El crecimiento
económico mejorará el desarrollo humano solo si es inclusivo y está
dirigido a los pobres.
"Volcar fondos al sector social generará un desarrollo humano
sostenible si la inversión se ve acompañada de esfuerzos para crear
más oportunidades que beneficien a grandes segmentos de la
población", añadió.
El trabajo también recomienda políticas de desarrollo regional
que promuevan diferentes sectores económicos y disminuyan la
dependencia en materias primas como minerales y cultivos
comerciales.
"Una política industrial en el sector farmacéutico podría ser una
medida adecuada para crear empleo y alcanzar objetivos sociales en
África", mediante la producción local de medicamentos genéricos,
agregó Rielaender.
Agencias internacionales como la Conferencia de las Naciones
Unidas para el Comercio y el Desarrollo, y organizaciones
humanitarias como Médicos Sin Fronteras, urgieron a los gobiernos
africanos a trazar planes de industrialización para producir
medicamentos en el ámbito local, indispensables para luchar contra
el VIH/sida, la malaria (paludismo) y la tuberculosis.
De esa forma, la región se beneficiará de las actuales
exoneraciones de requisitos internacionales en materia de propiedad
intelectual, como patentes de medicamentos que vencerán en 2016.
África logró manejar relativamente bien el impacto de la crisis
financiera global, sostuvo. Pero alertó que los conflictos en el
norte de la región y la inflación en el precio de los alimentos y de
los combustibles disminuirán una vez más el crecimiento del
continente, estimado en un promedio de 3,7 % para este año.
La recuperación africana tras la crisis global se basó
principalmente en la emigración de las actividades económicas, de
los países de la OCDE en Europa y América del Norte hacia las
economías emergentes de Asia y América del Sur, explicó.
El cambio se refleja en el intercambio comercial de África con el
resto del mundo. (Fragmentos tomados de IPS)