La Habana.—
Estados Unidos, principal violador del Derecho Internacional, nunca
irá a la Corte Internacional Penal pese a su política agresiva,
injerencista y expansionista, subrayó el profesor Nicolás Fernández,
miembro de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional, en el V
Encuentro Internacional: Escuela de Verano de La Habana 2011 sobre
Derecho Internacional Público y VII Seminario-Taller sobre Derecho
Internacional Humanitario.
Washington tiene firmados 96 convenios con diferentes países para
que sus tropas involucradas en conflictos sean exoneradas de un
juicio en ese ente, señaló.
Actualmente —dijo— son inexistentes las formas para apresar a los
verdaderos delincuentes, de ahí que no podemos juzgar entonces al
expresidente norteamericano, George W. Bush, ni al exprimer ministro
británico, Tony Blair.
Ambos políticos fueron responsables en gran medida de
desencadenar un conflicto bélico que cobró la vida a miles de
civiles, indicó.
La impunidad en el mundo viene dada por la propia génesis de la
Organización de Naciones Unidas, que nació con fallas genéticas y
hoy su funcionamiento se ha complicado, aseveró el profesor de
Derecho Internacional Público de la Universidad de La Habana.
Impunidad es igual a injusticia, y esta negación de la justicia
promueve entonces los crímenes de guerra, los de lesa humanidad, el
genocidio y las desapariciones forzosas, agregó.
Todos los tribunales creados para llevar el tema de la impunidad,
se ajustan a una norma concreta y personal, y no juzgan violaciones
como la injerencia, de ahí que sea una justicia de carácter
selectivo, destacó el experto.
Ha surgido en la práctica —explicó Fernández— la ley de la
impunidad que invalida la justicia, manifestada en las amnistías,
indultos, obediencia debida y la jurisdicción universal.
Podemos agregar que la Corte Internacional Penal no es imparcial,
ni independiente, es dirigida por el Consejo de Seguridad, que
decide qué proceso se inicia y cuándo culmina, apuntó el académico.
Hoy existe una impunidad en la llamada lucha contra el
terrorismo, y la supuesta protección de personas y las misiones
humanitarias disfrazan la injerencia.