Reservorio verde poco valorado en casa

JULIO MARTÍNEZ MOLINA

Fundado en 1901, el Jardín Botánico de Cienfuegos, el más antiguo del país en funciones y de eficaz rol histórico en la conservación de la flora, cuenta con una colección de palmas catalogada entre las más completas del mundo. La de bambú, mientras, figura entre las primeras del subcontinente.

Foto del autorEl especialista León Cabrera muestra los bambúes tropicales.

Julio León Cabrera, especialista en conservación del centro perteneciente al CITMA, aporta que en sus 94 hectáreas conviven más de 1 500 especies, muchas de ellas, exóticas.

A los 200 tipos de palmas e igual cantidad de clases de leguminosas, añade este reservorio pintado de clorofila y vida, 52 de ficus junto a 28 de bambúes.

Amén de las palmíferas, son los últimos los que mejor identifican al Botánico de Cienfuegos, pues los aquí crecidos representan los mejores bambúes tropicales de uso múltiple —construcción de viviendas, muebles y otros—, asegura Julio, con su experiencia de 21 años de trabajo con el bambú en Cuba.

Este remanso de paz, verdadero oasis verde lleno de frescor vegetal e iridiscentes colores, incluye en su patrimonio arborícola 224 tipos de frutales; además de un número considerable de plantas ornamentales, así como diversas variedades de helechos.

También curiosidades botánicas, a la manera de la denominada Trampa de mono, la flor del Brasil o el árbol de Tarzán, entre otras.

El plan de reposición de especies de la institución botánica comprende la siembra próxima de casi 400 especies de plantas únicas, amén de otros 76 tipos de frutales: entre ellos variedades excelentes de nísperos, caimitos, canistel...

Niurka Medina Barza, subdirectora y especialista principal, explica que la reposición va encaminada a preservar las especies exóticas con peligro de extinción; o sea, las que solo tienen en existencia aquí de uno a tres ejemplares.

CANDIL DE LA CALLE...

Quien pase por la entrada del vergel, verá cada jornada los ómnibus de turistas, entrando o saliendo. Arriban cerca de 20 000 extranjeros al año, devela Niurka. Gran parte de la contratación procede de las agencias de viaje acreditadas en el país.

De igual modo, alrededor de 10 000 visitantes nacionales conocen esta maravilla natural en el mismo lapso anual.

Mas —bien lo anota Niurka—, los cubanos provienen, en su mayoría, de diferentes provincias. Vienen por iniciativa propia, no como parte de una oferta de excursión, lo cual siempre podría ampliar las posibilidades de afluencia, comenta.

Ante la pregunta de Granma de por qué, sin embargo, tan escasos habitantes de Cienfuegos o de sus municipios visitan el lugar, ella consigna las tres razones fundamentales: transporte, carencia de ofertas en moneda nacional y escasa divulgación. Algo que, por supuesto, también debe incidir en que el número de visitantes nacionales en general no sea mayor.

Para subsanar lo último, la directiva del Jardín está implementando una política de inserción en los medios locales. Además, a fin de propiciar el acercamiento a la comunidad, en el centro sesionan círculos de abuelos y de interés, con estudiantes procedentes de escuelas de las inmediaciones: la zona de Guabairo y Pepito Tey.

En aras de restañar el tema gastronómico, intentan, según Niurka, reabrir la cafetería en moneda nacional, pues solo trabaja la de divisa, alquilada por el Jardín a Palmares.

Cabría preguntarse por qué en un sitio así, que debe servir de atractivo para el visitante foráneo, pero también de solaz para el más común de nuestros obreros, en algún momento se canceló la opción gastronómica en los pesos "del salario". De cualquier forma, es necesario remediar cuanto antes, por la vía de la gestión empresarial, esta dificultad.

La cuestión del transporte sí los supera todavía más. Enclavado a 18 kilómetros de la ciudad, ni siquiera los planes de recreación veraniega lo tienen en cuenta. Priorizan el servicio de ómnibus hasta Rancho Luna, playa situada a un kilómetro menos de distancia.

Empero, ahora que se aboga por fomentar el turismo de naturaleza, sería un momento idóneo para que al menos el itinerario del transporte destinado a cubrir la demanda vacacional —pedirlo para el resto del año es imposible, por razones económicas— contemplase en su agenda la visita a semejante joya natural.

Hoy día, tesoro para extraños, semiignorado por los de casa.

 

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