Para que el peor central se abra paso

Juan Varela Pérez
juan.pvp@granma.cip.cu

El central Héctor Molina obtuvo en la pasada zafra la nada grata condición de resultar el peor entre los 39 que abrieron capacidades. Todos los indicadores manifestaron un elevado grado de ineficiencia, pero hay uno que deviene síntesis: cada tonelada de azúcar le costó cerca 300 pesos más que lo planificado.

Fotos: Juvenal BalánNancy Sánchez: “Si cada quien pone su parte, la eficiencia no debe demorar su retorno al Héctor Molina”.

Falta de exigencia y de control, baja calidad en las reparaciones y demora en la terminación de estas, son algunas de las causas que hundieron en el "sótano" al otrora baluarte azucarero del occidente cubano.

En las 8 719 toneladas dejadas de fabricar por el ingenio ubicado en San Nicolás de Bari, provincia de Mayabeque, predominaron la falta de preparación y de estabilidad en el personal que manipuló las áreas de la industria, lo cual dejó un tiempo perdido por roturas e interrupciones operativas superior al 25 %.

Fotos: Juvenal BalánLa calidad y terminación en tiempo de las reparaciones es un elemento que decide en la eficiencia de la zafra.

Imposible que con tal situación la molida potencial fuera más allá del 43 % (quedando un 22 % por debajo de la norma), descalabro que influyó negativamente en el rendimiento industrial.

Obreros consultados por Granma opinan que el haber tenido seis directores en igual cantidad de años, el atraso en el montaje de dos turbogeneradores que demoró la puesta en marcha de la planta eléctrica, la deficiente reparación en la casa de calderas y la pésima instalación del colador rotatorio, figuran en el rosario de calamidades que prolongaron el comienzo de la zafra.

Luis Alberto Ramos, actual director —antes lo fue del central Comandante Manuel Fajardo— explicó que junto a los técnicos del Grupo Empresarial Azucarero de la provincia examinaron área por área las razones de este costoso descenso. Culpables somos todos, dice, por eso hoy lo recomendable es ayudar a sentar las bases para proponernos volver a los años de gloria, cuando éramos referencia obligada de los ingenios similares al nuestro.

En el seno del colectivo y los vecinos del batey recuerdan el impresionante saldo de la zafra de 1999, cuando disfrutaron las 75 000 toneladas.

Cierto es que eran otros los tiempos y mayor la calificación en los obreros, cuadros y jefes intermedios, apunta Pedro Romero López, director de la industria, pero nada justifica la magnitud de este retroceso.

Mientras se organizaba la actual campaña, más de 40 directivos y técnicos de la industria y la cosecha, recibieran diferentes sanciones. Las conclusiones de una verificación fiscal demostraron la responsabilidad de los involucrados en la falta de control y el uso indebido de recursos.

Afirma Romero López que esto originó de-sarrollar la zafra con cuadros improvisados, no aptos para sustituir a los sancionados; incluso, no pocos fueron separados de sus funciones en plena molienda. Una situación así deja, en cualquier colectivo, un ambiente difícil de revertir. Pero se hizo evidente que la crisis en el Héctor Molina, junto al éxodo de personal calificado, la generaron males y errores acumulados durante años y debilidades no enfrentadas en su justo momento.

Por fortuna, luego de la radiografía sobre lo acontecido y la puesta en práctica de medidas ejemplarizantes, las cosas deben tender a la mejoría.

Esto se demuestra en la aplicación de la llamada "norma técnica 52", elaborada por el Ministerio del Azúcar para el desarme, diagnóstico y conservación de equipos e instalaciones.

Al finalizar la zafra del 2011 cerca del 20 % del personal era de nuevo ingreso. La labor primera con estos hombres y mujeres fue motivarlos y garantizarles un periodo de adiestramiento y preparación que contribuya a que, para el próximo año, los problemas industriales encuentren solución parcial o total.

Nancy Sánchez Cevila, jefa de la brigada de centrífuga, es de las confiadas en devolverle al ingenio de San Nicolás el prestigio que siempre tuvo. "Soy de las que aboga por que la molida comience en diciembre y no en enero como ocurrió este año. Hay que ganarle tiempo al calendario antes de que lleguen las lluvias. No por casualidad las mejores y más productivas zafras reciben el nuevo año en plena actividad".

Parte de las cañas que pertenecían a centrales desactivados en la zona deben recorrer varios kilómetros hasta llegar al basculador del Héctor Molina. Esa realidad obliga a ser cuidadosos y exigentes en el ciclo de corte, alza, tiro y molida para que la materia prima esté fresca al caer en el tándem.

Un rendimiento industrial de 9,67 —lejos del 10,61 planificado— ataca la eficiencia, encarece los costos e impide que la integralidad se abra camino.

El paso inmediato es trabajar por producir y crear las condiciones que permitan, en fecha no lejana, incrementar las toneladas de caña por hectárea y retornar a zafras como la de 1999.

La premisa de los trabajadores del Héctor Molina es asegurar con disciplina tecnológica una correcta organización y planificación de la zafra, como vía de lograr ingresos en divisas capaces de financiar los gastos totales de operación, más el valor de las inversiones y las reparaciones. Por esos caminos transita hoy el peor central.

 

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