Suponer que la razón de la destrucción del país, de la
marginación de la economía y de la falta de preparación de sus
fuerzas armadas es culpa de la falta de recursos y de la falta de
aptitud es absolutamente incorrecto.
Ello
forma parte de declaraciones preparadas por parte de funcionarios
iraquíes, empezando por los situados en el frente del poder y
acabando por los que ocupan puestos de bajo nivel, fabricadas para
dar pretextos por su fracaso en satisfacer los intereses del pueblo
iraquí.
Desde poco después de la invasión estadounidense del 2003 se han
invertido en la hacienda iraquí miles de millones de dólares. Se
calcula que esta enorme cantidad es superior a los beneficios que
Iraq ha recaudado por la venta de su petróleo desde entonces.
En conjunto, ambas cantidades —las donaciones y los ingresos por
petróleo— eran suficientes para resolver los problemas de Iraq de
los últimos ocho años.
Iraq ha estado agonizando en medio de una corrupción
multifacética que raya en la conspiración contra el futuro de más de
una generación de iraquíes.
El tipo de corrupción de Iraq no se detiene en el objetivo de
llenarse los bolsillos propios y los de los que están en el mismo
bando. Es el tipo de corrupción que impide que el país tenga unas
tropas modernas y bien armadas para contrarrestar a los ejércitos de
los estados vecinos.
Esta corrupción tiene objetivos específicos que no responden a la
codicia personal. Su objetivo es negar a la sociedad la prosperidad
que merece. Apunta a mantener los servicios públicos como el
transporte, la educación y la sanidad incluso por debajo de los
estándares comunes de los países del Tercer Mundo. ¿Cómo podemos ser
tan ingenuos como para creernos las declaraciones de nuestros
políticos y dirigentes cuando afirman que su objetivo es convertir a
Iraq en un "oasis de democracia"?
Estos dirigentes han destruido toda una generación a través de su
corrupción. Han utilizado su corrupción política como una tapadera
para el blanqueo de dinero, el contrabando y el robo.
Su objetivo final es despojar a Iraq de sus capacidades y
convertirlo en un pueblo que necesite siglos para salir adelante.
Aún así, estos funcionarios de corbata y traje hacen en público
nobles afirmaciones y se están riendo de millones de iraquíes.
Nosotros, los iraquíes, hemos comprendido este juego "sangriento"
y cómo nuestros funcionarios están listos para aplastar a cualquiera
que no pertenezca a una facción.
Su programa es no conseguir nada para el país. No tienen nada que
ver con la mejora de las infraestructuras y los servicios públicos
ni con elevar la calidad de la educación, la salud, el transporte
público y las fuerzas armadas.
Si hicieran estas cosas, significaría que les preocupa la
identidad nacional del país. ¿Cómo podrían hacerlo cuando lo que
buscan es despojar al país de su identidad?