Bajo el criterio curatorial de la especialista Marta Vicini, el
cuarteto tratará de responder a las expectativas de un evento que
esta vez se ha propuesto focalizar la función del arte como fuente
de iluminación e inspiración en un mundo cada vez más globalizado.
Ponjuán situará en el centro de la sala dispuesta en la isla San
Servolo una brújula de fuerte connotación simbólica que con el
título Sur debe provocar en el espectador una reflexión
invertida de los valores consagrados por los centros hegemónicos del
poder.
Alarde constructivo para conseguir el equilibrio de la pieza,
Autorretrato, obra gestada por Yoan Capote, consiste en un
bloque de concreto soportado por dos fémures de bronce, a su vez
afincados sobre una base. Tan atrevido como este es el otro trabajo
que exhibe, Migrante: dos árboles de metal desarraigados y
tendidos al lado de tierra removida.
No pocas pupilas se sentirán atraídas por el primer golpe de
vista al conjunto escultórico-instalativo titulado The City
Stopped Dancing, por Arrechea. Los tres gigantescos trompos, con
su gama policroma, sugieren una sensación monumental de movimiento.
Solo que en el extremo superior de cada uno de los trompos, el
artista ha situado tres referentes de la arquitectura habanera del
siglo XX, que hablan por sí mismos: el edificio Barcadí, el
Someillán y la sede diplomática rusa.
Mucho más especulativa y sofisticada es la contribución de Duvier
del Diago, Aleph. De apariencia fosforescente, los hilos de luz
negra se entrecruzan en un diseño futurista hasta coronarse por una
fuente luminosa, en una discurso que sugiere rupturas y avances
hacia la consecución de la utopía.
Jorge Fernández, director del Centro Wifredo Lam, ha situado las
coordenadas de una propuesta tan disímil, pero de algún modo
coherentemente ilustrativa de los vientos experimentales que soplan
en las mentes de ciertos creadores cubanos: "Los artistas de la Isla
han asumido el viaje físico y existencial como razones de su
estrategia discursiva. Aunque en lo más profundo pueda habitar la
procedencia insular, sus costas pertenecen al universo. Lo paródico,
lo poético y lo irónico no corresponden a enunciación nostálgica,
porque ellos mismos sienten el mundo. En estos creadores la
tradición no se queda en mostrar las claves referenciales de un
lugar al que pertenecen por nacimiento. Sus propuestas atraviesan
formas de hacer de alcance internacional pero sin evitar lo
auténtico que resulta transmitirles a sus trabajos la carga del
contexto del que forman parte".
También ha sido invitado a la Bienal el joven y muy talentoso
artista Reynier Leyva para integrarse a la muestra colectiva
Entre siempre y jamás, organizada por el Instituto Ítalo
Latinoamericano, con la obra Los perfumes de la guerra,
recreación conceptual de pasajes de nuestra historia. Otra
presencia, la de Kcho, por su particularidad, merecerá un próximo
comentario.