La OTAN destruyó este viernes ocho barcos libios en ataques a
tres puertos, incluido el de esta capital, después de que el
Gobierno de Muamar El Gadafi valoró ilusorias las predicciones de
Barack Obama para este país.
En lo que la jefatura de la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN) calificó de acción decisiva, aviones de
combate bombardearon las zonas portuarias de Trípoli, Sirte y Al
Khums con el pretexto de que se trataba de navíos de la marina libia,
reporta Prensa Latina.
La televisión estatal de Libia señaló que las agresiones
ocurrieron en la madrugada de este viernes y los barcos estaban
atracados en el puerto de Trípoli, al tiempo que negaron hayan sido
usados para atacar a civiles, como argumentó un portavoz de la
alianza atlántica.
El subcomandante de la misión de la OTAN en Libia, Russell
Harding, alegó que El Gadafi había incrementado el uso de la fuerza
naval para atacar a civiles y colocar minas de forma indiscriminada,
lo que entorpecía las labores de entrega de ayuda humanitaria por
mar.
Fuentes gubernamentales en Trípoli rechazaron, además, el
argumento de Harding de que los ocho barcos hundidos habían
demostrado una clara intención de atacar a las fuerzas de la OTAN y
que eran naves de guerra sin utilidad civil.
La nueva ofensiva bélica, recrudecida sobre esta capital en los
últimos días con ataques a edificios gubernamentales y civiles, tuvo
lugar después de que el secretario general de la OTAN, Anders Fogh
Rasmussen, elogió el desempeño de la coalición agresora.
Rasmussen aseguró que mantendrán las operaciones contra el país
norafricano hasta derrocar a Muamar el Gadafi y elogió que dañaron
significativamente el poder combativo del Gobierno. La oposición ha
ganado terreno y el régimen está más aislado cada día, apuntó.
Apoyados por los bombardeos de las potencias occidentales, los
rebeldes siguen combatiendo contra las fuerzas regulares en torno a
las ciudades de Ajdabiya y Brega (este), así como en la zona de las
montañas de Nafousa, al suroeste de Trípoli.
El opositor Consejo Nacional de Transición (CNT), con sede en
Benghazi, aprovechó para reclamar a las potencias mundiales más
bombardeos contra El Gadafi, y más dinero, armas y asesoría militar
para proseguir su ofensiva terrestre, hasta ahora con modestos
avances.
Por su parte, el portavoz del Gobierno, Moussa Ibrahim, criticó
la aseveración del presidente norteamericano Obama de que el tiempo
corre en contra de El Gadafi y que la oposición organizó un consejo
interino legítimo y creíble, aunque no lo reconozca formalmente.
Ibrahim insistió en que Obama hizo comentarios ilusorios al
pronosticar que cuando El Gadafi inevitablemente se vaya o sea
forzado a abandonar el poder, décadas de provocación terminarán, y
podrá emprenderse la transición a una Libia democrática.
Él cree las mentiras que su propio gobierno y los medios difunden
por el mundo. No es Obama quien decide si Muamar el Gadafi deja o no
Libia. Es el pueblo libio, sentenció el vocero.
Las autoridades libias reiteraron el rechazo a la injerencia de
Occidente en su país, amparada en una resolución de la ONU que
autorizó imponer una zona de exclusión aérea, y denunciaron un
elevado número de víctimas y de desplazados, estos últimos estimados
en más de 750 mil.