Y me llamaban loco

Diálogo con uno de los pocos tuneros que han pedido tierras en usufructo para cultivar la caña

Pastor Batista Valdés

COLOMBIA, Las Tunas.— Cuando los hijos de Roque Alburquerque Alonso se convencieron de que "el viejo" seguía empecinado en solicitar tierras en usufructo para cultivar caña, llamaron a la madre y en tono jocoso le dijeron: "Lleve a papá cuanto antes a la siquiatra, porque ahora sí que está loco".

Fotos del autorDirectivos del sector ponderan la imagen que hoy muestran las plantaciones y guardarrayas de Roque.

Tal vez la broma —compartida por amigos y vecinos— tenía su esencia en un fenómeno que hoy signa a esta y otras provincias: según datos de control de tierra, entre más de 3 500 expedientes aprobados en Las Tunas, solo 33 pertenecen a la caña. Las solicitudes para ese cultivo no llegan a 60.

La idea "descabellada" dio más que pensar en marzo del pasado año, al recibir aquellas 16,2 hectáreas con más yerba y caguazo que plantones de gramínea.

"¿Miedo? En ningún momento —afirma Roque: lo que sentí fue más bien lástima, dolor. Por eso le entré de frente con toda mi fuerza. Yo tengo un tractorcito, hice casi toda la familia de implementos y con eso le metí mano a la roturación, aré, gradé, surqué y apenas llovió bien aseguré la siembra, a principios de mayo.

Fotos del autorRoque afirma estar bien de salud, con deseos de trabajar y apto para recibir más tierra.

"Hoy el panorama es otro. Hace poco me estimaron unas 40 toneladas por hectárea.

"Además de esa área tengo otras 8,5 hectáreas que también llevan buen paso, las sembré en la etapa de frío".

—¿Cómo logras atender solo esas plantaciones?

"En primer lugar, he contado con gran apoyo, asesoría y ánimo por parte de Amado Naranjo, especialista de agrotecnia en la empresa azucarera, junto a otros compañeros.

"Con mi tractorcito me encargo del mantenimiento, las guardarrayas y algunas cosas más, pero a veces contrato fuerza para la limpia, aplicar herbicida y otras labores.

"A esa gente yo les pago bien, pero tienen que trabajar de verdad. Aquí no se puede venir a perder el tiempo.

—¿Después de todo esto, qué piensan tus hijos y amigos?

"No han vuelto a decir que estoy loco. Saben que valió la pena esta inversión y todo el esfuerzo. A la caña no se le puede coger miedo ni amilanarse ante ella. Es dura de principio a fin, pero se triunfa si usted la atiende, la quiere y la siente como suya. Sin sentido de pertenencia no esperes buen resultado. Por eso se ha deprimido tanto ese cultivo y por eso necesita hoy tantos brazos.

"Muchas personas no acaban de entender eso, ni ven los beneficios que tiene. Hasta desde el punto de vista del delito tiene ventajas. Por ejemplo: a ti te roban una vaca y no retoña, en cambio si te cortan un plantón sí vuelve a retoñar.

"Por muchas razones no me arrepiento de haberme convertido en cañero. Y te digo más: después de que me den las tres caballerías establecidas para estos casos, estaré dispuesto a recibir un poquito más de tierra si me autorizan o si me lo proponen¼ porque me siento bien de salud, con deseos de trabajar y cada vez más enamorado de mis cañaverales".

 

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