Tal vez la broma —compartida por amigos y vecinos— tenía su
esencia en un fenómeno que hoy signa a esta y otras provincias:
según datos de control de tierra, entre más de 3 500 expedientes
aprobados en Las Tunas, solo 33 pertenecen a la caña. Las
solicitudes para ese cultivo no llegan a 60.
La idea "descabellada" dio más que pensar en marzo del pasado
año, al recibir aquellas 16,2 hectáreas con más yerba y caguazo que
plantones de gramínea.
"¿Miedo? En ningún momento —afirma Roque: lo que sentí fue más
bien lástima, dolor. Por eso le entré de frente con toda mi fuerza.
Yo tengo un tractorcito, hice casi toda la familia de implementos y
con eso le metí mano a la roturación, aré, gradé, surqué y apenas
llovió bien aseguré la siembra, a principios de mayo.
"Hoy el panorama es otro. Hace poco me estimaron unas 40
toneladas por hectárea.
"Además de esa área tengo otras 8,5 hectáreas que también llevan
buen paso, las sembré en la etapa de frío".
—¿Cómo logras atender solo esas plantaciones?
"En primer lugar, he contado con gran apoyo, asesoría y ánimo por
parte de Amado Naranjo, especialista de agrotecnia en la empresa
azucarera, junto a otros compañeros.
"Con mi tractorcito me encargo del mantenimiento, las
guardarrayas y algunas cosas más, pero a veces contrato fuerza para
la limpia, aplicar herbicida y otras labores.
"A esa gente yo les pago bien, pero tienen que trabajar de
verdad. Aquí no se puede venir a perder el tiempo.
—¿Después de todo esto, qué piensan tus hijos y amigos?
"No han vuelto a decir que estoy loco. Saben que valió la pena
esta inversión y todo el esfuerzo. A la caña no se le puede coger
miedo ni amilanarse ante ella. Es dura de principio a fin, pero se
triunfa si usted la atiende, la quiere y la siente como suya. Sin
sentido de pertenencia no esperes buen resultado. Por eso se ha
deprimido tanto ese cultivo y por eso necesita hoy tantos brazos.
"Muchas personas no acaban de entender eso, ni ven los beneficios
que tiene. Hasta desde el punto de vista del delito tiene ventajas.
Por ejemplo: a ti te roban una vaca y no retoña, en cambio si te
cortan un plantón sí vuelve a retoñar.
"Por muchas razones no me arrepiento de haberme convertido en
cañero. Y te digo más: después de que me den las tres caballerías
establecidas para estos casos, estaré dispuesto a recibir un poquito
más de tierra si me autorizan o si me lo proponen¼
porque me siento bien de salud, con deseos de trabajar y cada vez
más enamorado de mis cañaverales".