Por
indicación del padrino de la Cosa Nostra Sam "Momo" Giancana, el
Departamento médico de la División de servicios técnicos de la CIA
trabajó en una primera versión de las pastillas venenosas para matar
a Fidel.
Pero fueron perfeccionándolas y luego otra familia de pastillas
fue también preparada por los mismos científicos de esos servicios,
las que fueron entregadas a un antiguo conocido de Santos
Trafficante, Juan Orta Córdova, vinculado con el sindicato del juego
organizado en La Habana y que en ese momento se desempeñaba como
jefe de las oficinas del primer ministro cubano.
El Comité Church revelaba que "el informe del Inspector General
describió conversaciones entre Richard Bissell, subdirector de la
CIA a cargo de Planes muy ligado a Allen Dulles; Sheffield Edwards,
director de la Oficina de Seguridad de la Agencia, y el Jefe de la
División de Servicios Técnicos (TSD), referentes al método más
efectivo para asesinar a Castro. (...)."
Los archivos indican claramente que las píldoras fueron
entregadas a un cubano para ser introducidas en la Isla,
coincidiendo con la invasión de Bahía de Cochinos (...) a fines de
febrero o en marzo de 196l, Roselli comunicó al Jefe de Apoyo que
las píldoras habían sido entregadas a un funcionario cercano a
Castro (...) el informe del Inspector General sugiere que este
cubano debe haber estado recibiendo fondos de Trafficante y de otros
hampones interesados en garantizar los monopolios del juego, la
prostitución y las drogas en Cuba después del derrocamiento de
Castro.1
El informe del Comité Church reporta que el funcionario devolvió
las píldoras gelatinosas al cabo de algunos meses. Probablemente por
haber perdido su posición dentro del gobierno cubano. El Comandante
Fidel Castro confirmó que Orta trabajó en sus oficinas: "el intento
de envenenarme a través de un funcionario del gobierno cubano que
tenía acceso a mi oficina, lo conocimos por uno de los últimos
documentos desclasificados de la CIA ...No tengo la menor duda de
que Juan Orta fue traidor... había recibido las pastillas
envenenadas que propusieron Giancana y Santos Trafficante a Maheu...
"El traidor Orta no tenía méritos especiales. Mantuve
correspondencia con él cuando buscábamos el apoyo de emigrantes y
exiliados en Estados Unidos. Era apreciado por su aparente
preparación y su actitud servicial. Para eso tenía especial
habilidad. Después del triunfo de la Revolución, en un importante
período tenía con frecuencia acceso a mí. Partiendo de las
posibilidades que entonces tuvo, creyeron que podía introducir el
veneno en un refresco o un jugo de naranja (...) Había recibido
dinero del crimen organizado por ayudar supuestamente a reabrir los
casinos de juego. Nada tuvo que ver con esas medidas. Fuimos
nosotros quienes tomamos la decisión. La orden inconsulta y no
colegiada de Urrutia de cerrarlos creaba caos y promovía las
protestas de miles de trabajadores del sector turístico y comercial,
cuando el desempleo era muy alto (...) Cuando le entregan el veneno,
al revés de lo que ocurría en los primeros tiempos, eran muy pocas
las posibilidades de que Orta se encontrara conmigo".2
Después del cambio de impresiones con los mafiosos, Bissell dio
órdenes de apresurar la operación. Se efectuó entonces una reunión
en el Hotel Fountainebleau, en Miami, convocada por Maheu. Estaban
presentes Maheu, Giancana, Trafficante, Roselli y Tony Varona,
primer ministro durante el gobierno de Carlos Prío y figura clave en
los planes de la CIA para invadir a Cuba. Sin perder tiempo Maheu
abrió un portafolio y colocó un montón de dinero sobre sus rodillas.
Explicó que eran 50 000 dólares para gastos —que entregó a sus
asociados—, sacó un sobre que contenía cinco o seis cápsulas
gelatinosas, llenas de un líquido insaboro, inodoro e incoloro. "Las
cápsulas no pueden ser usadas en agua hirviente ni en nada muy
caliente —explicó Maheu—, pero pueden ser utilizadas en agua o en
algo parecido. Tienen un efecto limitado en el tiempo, pero si se
introducen en la comida o bebida de Castro, puede enfermar y a los
dos o tres días morir. Ni una autopsia podría revelar qué, lo ha
matado".3
Trafficante envió a La Habana a Richard Caine, ex policía,
miembro la familia de Giancana, a entrevistarse con Eufemio
Fernández, uno de sus antiguos asociados en el cabaret Sans Souci,
en octubre de ese año 1960. La reunión se produjo en el hotel Habana
Riviera y Fernández estuvo de acuerdo con realizar la tarea, aunque
advirtió que era bastante complicada y pidió incluir a su amigo
Herminio Díaz, quien había sido el guardaespaldas de Trafficante en
La Habana. Ambos explicaron la dificultad del operativo. "Caine
quedó con ellos en que, cuando se marchara, se despediría; algo que
no hizo".4
Trafficante suministró a Varona varios nombres del sector
gastronómico en La Habana para incluirlos en la operación. Podrían
ser integrados con los hombres de la organización Rescate que Varona
dirigía desde Miami. Entre ellos estaban Leopoldina Grau Alsina (Polita),
sobrina del ex presidente Grau San Martín, Manuel de Jesús
Companioni Souza, Santos de la Caridad Pérez Núñez, camarero de la
cafetería del hotel y otros. Companioni recibió las cápsulas y
discutió el plan con varios de sus asociados que trabajaban en el
hotel Habana Libre, a fin de esperar la oportunidad propicia en que
Fidel se detuviese allí a tomar algo como era su costumbre.
La variante militar de la operación de la CIA contra el gobierno
cubano iba más veloz que los planes de asesinato en que tanto
confiaba Allen Dulles. Estas y otras razones mantuvieron a Fidel
alejado del hotel Habana Libre. Pasaron algunas semanas, después del
fracaso del ataque por Bahía de Cochinos y cuando Fidel Castro
penetró una fresca noche de marzo de 1963 en la cafetería del hotel
con dos de sus ayudantes y pidió les sirviera sendos batidos de
chocolate, las manos de Santos Pérez Núñez comenzaron a sudar.
Esta era la oportunidad que esperaba. Se dirigió a la nevera,
buscó a tientas en los tubos conductores donde había dejado la
cápsula de veneno antes de abril del 61 y sus dedos tropezaron con
ella. "Pero con la premura y el nerviosismo que le inspiraba la
acción para la cual llevó preparándose más de un año, rompe la
cápsula de veneno, al querer tomarla, ya que la misma se había
adherido al serpentín congelado de la nevera donde estaba
escondida".5 Tuvo que desistir de su empeño y preparar
los batidos.