Desde noviembre de 2009, la comisión, encabezada por John Chilcot,
somete a indagaciones la decisión del ex gobernante de arrastrar en
marzo de 2003 a Reino Unido a la guerra planeada por Estados Unidos
para ocupar a Iraq y derrocar al presidente Saddam Hussein.
De acuerdo con la pesquisa, el entonces fiscal general de la
nación europea, Peter Goldsmith, advirtió a Blair que la resolución
1441 de la ONU era insuficiente para justificar el uso de la fuerza
contra el territorio iraquí, pese a su posterior cambio de opinión.
Dos meses antes de la incursión armada, Goldsmith expuso en
varias oportunidades que la resolución de la entidad internacional
no amparaba la decisión británica.
Simplemente no entiendo esto, fue la respuesta del político
laborista en aquel momento, cuando ni siquiera había pedido
asesoramiento legal.
Ante la comisión investigadora, el fiscal declaró la pasada
semana que el ex gobernante lo excluyó de deliberaciones importantes
sobre la legalidad de la guerra de Iraq.
En las afueras de la sala donde Blair presta declaraciones este
viernes, unos 100 manifestantes protestan contra la decisión del ex
primer ministro de sumarse a la invasión dirigida por el gobierno
estadounidense.
Por otra parte, el grupo de cinco expertos subrayó la víspera que
los detalles de conversaciones telefónicas del ex gobernante
británico con el ex presidente estadounidense George W. Bush fueron
borrados.
Los investigadores descubrieron que el secretario privado de
Blair eliminaba de las actas del Gobierno toda mención a la
correspondencia de éste con Bush.
Durante la primera comparecencia ante el grupo de expertos en
enero de 2010, el político europeo negó haberse comprometido en
2002, con el presidente estadounidense a secundar a ese país en una
eventual invasión a Iraq.