Tabacaleros cosechan frijoles
Ronald Suárez Rivas
El tema no tiene nada de improvisación. Toda la vida, campesinos
como Pedro José Camps, de Pinar del Río, han cosechado frijoles en
áreas tabacaleras en rotación, con la intención de obtener alimentos
y al mismo tiempo, mejorar los suelos.
Tradicionalmente,
los campesinos han cosechado frijoles en áreas tabacaleras en
rotación, con el propósito de obtener alimentos y mejorar los
suelos.
"Es una práctica apropiada para la tierra, porque le sirve de
fertilizante", argumenta Pedro José. Por ello, la iniciativa de
potenciar el cultivo del grano en vegas de Vueltabajo —puesta en
práctica a partir de este año— descansa en un experimentado grupo de
agricultores que durante mucho tiempo reclamó lo que ahora acaba de
recibir: medios para trabajar.
El propósito es reducir la importación de frijoles, a partir de
la entrega de insumos a los campesinos, en busca de un incremento de
la producción.
"Se trata de aprovechar la infraestructura vinculada a las
plantaciones tabacaleras, es decir, sistemas de riego, implementos
de labranza y de tracción animal, a fin de obtener altos
rendimientos sin necesidad de realizar la costosa inversión que
demandaría habilitar nuevas áreas", explica Enrique Cruz, quien
dirige la actividad en la provincia.
Dos campañas al mismo tiempo
El nuevo programa no compite en modo alguno con el tabaco,
advierte Enrique. "Su desarrollo tiene lugar en áreas de rotación y
en áreas disponibles que tienen los productores. O sea, son
tabacaleros que están llevando las dos campañas al mismo tiempo".
En total serían 3 084 hectáreas de frijol, conveniadas con 2 448
campesinos, a quienes se les ha suministrado un paquete tecnológico
que comprende abono, dos tipos de fertilizante foliar, insecticidas,
pesticidas, nitrato y combustible para el riego.
Con ellos se espera un rendimiento aproximado de una tonelada por
hectárea, muy superior a lo que hasta ahora, sin respaldo de
recursos, aportaban los suelos.
Luces y sombras
Aunque el principal objetivo es la reducción de importaciones
mediante la entrega al Ministerio de Comercio Interior (MINCIN),
para cubrir parte de la asignación de la canasta básica, la
iniciativa posee otras ventajas. "La siembra de frijol en áreas
tabacaleras resulta beneficiosa para la tierra, pues se trata de una
leguminosa que actúa como mejoradora, le incorpora los residuos de
cosecha y fija el nitrógeno", afirma Enrique.
No obstante, esta primera experiencia no ha estado libre de
contratiempos. Por un lado, los agricultores refieren atraso en la
entrega del combustible prometido.
Por otro, se lamenta la falta de semillas de categoría, que
seguramente arrojarían mejores resultados. En ese sentido,
aprovechando la experiencia del sector tabacalero, se comenzó a
trabajar en la creación de simientes de alto potencial, pero no será
hasta la campaña del 2012 que todos los productores dispongan de
ellas.
Manos a la tierra
Aun así, a pocas semanas del inicio de la recolección, se asegura
que el estado general de las plantaciones es muy saludable.
En ello tiene mucho que ver la posibilidad de aplicarles insumos
que antes no se disponían, y también con un clima favorable y
aguaceros esporádicos que han contrarrestado la falta de combustible
para el riego.
La decisión de incrementar el área cultivable ha sido la primera
respuesta de los campesinos a esta iniciativa.
Ese es el caso, por ejemplo, de Rogelio Ortúzar, de la
Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) 26 de Julio, en Consolación
del Sur, quien decidió crecer de 10 a 17 hectáreas.
De ellas, una parte está destinada a la obtención de semillas de
frijol negro y de "caupí", una variedad desconocida hasta ahora en
Vueltabajo y que se da todo el año.
Como él, muchos otros en la Cooperativa han hecho lo mismo,
elevando la superficie cubierta por frijoles a 121 hectáreas.
"Aquí siempre se sembró, pero no esta cantidad", comenta Rogelio.
"Anteriormente era menos área, dedicada sobre todo al
autoabastecimiento. No había recursos para hacer más y sin ellos,
por más que uno guapee, la tierra no te da lo mismo."
"La cosecha se hacía desviando para los frijoles una parte de los
insumos asignados al tabaco", confiesa Pedro José Camps.
El hecho de que una porción del abono y los insecticidas
recibidos por los productores tabacaleros fuera a parar a los
sembrados de frijol, constituye un secreto a voces que ya no habrá
necesidad de mantener.
A cambio, la decisión de potenciar el cultivo deberá revertirse
en rendimientos superiores a los obtenidos hasta ahora, a fin de
hacer efectiva la sustitución de importaciones y demostrar que los
campesinos cubanos —que hasta ahora solo eran capaces de lograr su
autoabastecimiento— también pueden producir frijoles. |