El XVII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes
concluyó hoy en Sudáfrica con una multitudinaria marcha que lanzó
consignas contra las políticas de EE.UU. y la Unión Europea,
violatorias de los derechos de los pueblos.
Más de 15 mil delegados de 126 países intervinieron en esa
demostración pública, que marcó la despedida de la magna cita, que
se desarrolló desde el 13 de diciembre en Pretoria, dedicada a los
líderes mundiales Fidel Castro y Nelson Mandela, refiere la agencia
de noticias Prensa Latina.
Distinguió la inauguración de la cita la lectura de un mensaje
enviado por el líder de la Revolución Cubana, a las nuevas
generaciones del orbe.
Participantes en el universal encuentro coincidieron en señalar
que este tipo de reuniones continúa siendo un necesario espacio para
intercambiar ideas y fortalecer la lucha contra el imperialismo.
Pretoria, asombrosa por los contrastes sociales y naturales,
resultó un acogedor escenario donde se defendieron las causas más
justas del mundo, la solidaridad y la hermandad entre los pueblos.
El Tribunal Antiimperialista del foro, que sesionó dos días en
uno de los salones del Centro de Eventos de Tshwane, declaró
culpable al hegemonismo yanqui por sus múltiples crímenes contra la
Humanidad.
Guerras, muertes, bloqueos, sanciones, pandemias, agresiones
militares y biológicas, torturas, intervenciones, explotación de los
trabajadores y golpes de Estado resaltan entre las atrocidades
imperialistas, reconocieron los jueces.
Socorro Gómez, presidenta del Consejo Mundial por la Paz, indicó
que -aunque no tiene efecto jurídico- ese tribunal presenta un
evidente carácter moral y de conciencia, y quienes participaron en
la cita están comprometidos con la lucha por el derrocamiento
imperial.
El festival se pronunció -de manera especial- contra el bloqueo
estadounidense a Cuba y a favor de la liberación de Cinco Héroes
antiterroristas de la Isla presos injustamente en cárceles
norteamericanas desde el 12 de septiembre de 1998.
La declaración final del foro, leída en la clausura tras la
gigantesca marcha multicolor, denunció las aberrantes políticas
estadounidenses, y criticó las medidas antipopulares dictadas en
muchas naciones de Occidente, donde se pretende hacer recaer sobre
las espaldas de los trabajadores la crisis global capitalista.
También destacó los pasos de las fuerzas progresistas
latinoamericanas, alertó sobre los peligros bélicos en la región de
Asia-Pacífico, llamó a resolver los conflictos en África, y fustigó
a la Unión Europea, que ha respaldado aquellas iniciativas
gubernamentales anticrisis.