LAS TUNAS.— Aun cuando la economía cubana pueda mejorar en el
futuro, el movimiento de la industria deportiva local seguirá siendo
una alternativa insustituible, a la que no podemos renunciar.
En
Salgacero hace años que construyen sus propios implementos rústicos.
La afirmación fue hecha por Antonio López Cubilla, vicepresidente
del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER)
durante la reunión anual para examinar resultados y proyecciones de
esa experiencia.
Todavía no se aprovechan todas las posibilidades que ofrecen
instalaciones sin uso o subutilizadas, materiales de desecho
(plástico, fibra, metal, madera...), así como el talento e
imaginación de productores y personas dispuestos a cooperar.
El análisis también develó el modo en que ese empeño avanza si
hay comprensión y voluntad por parte del Gobierno en los territorios
e interacción efectiva de las autoridades deportivas con organismos
y empresas.
Ese movimiento permite producir un considerable número de
implementos (bates y guantes de béisbol para diferentes categorías,
discos para levantamiento de pesas, juegos de ajedrez, bastones para
hockey, aros y redes de baloncesto, net para voleibol, vestuario
deportivo, entre otros). Recuperarlo es una necesidad vital para la
masificación del deporte.
No obstante, de acuerdo con las particularidades del momento, se
impone calcular con la mayor aproximación posible, cuánto cuesta
fabricar cada artículo y obrar con un criterio económico y de
eficiencia.
Directivos y representantes de todas las provincias agradecieron
la visita a Salgacero, comunidad rural que desde hace 28 años es
referencia para la nación, por el modo en que sus habitantes (sin
distinción de sexo o edad) practican deporte o alternativas de
recreación, construyen áreas deportivas y fabrican sus propios
bates, bastones de hockey, zapatillas para lucha libre, jabalinas de
bambú y otros medios similares.