Coger al hurto por los cuernos

Miguel Febles Hernández

En los últimos años se observa un ligero crecimiento de la masa ganadera en los llanos camagüeyanos, símbolo inequívoco de la recuperación gradual de un sector que ocupa un lugar decisivo en la vida económica de ese territorio y es parte misma del acervo cultural de su pueblo.

El empeño de las autoridades, el aporte creciente del sector cooperativo-campesino y el trabajo abnegado de los vaqueros de las unidades estatales se ven ensombrecidos, sin embargo, con el criminal proceder de matarifes y malhechores que no se detienen a la hora de sacrificar, con afán de lucro, lo mismo una vaca recién parida, que un añojo o un valioso semental.

Dicho delito, tipificado como hurto y sacrificio ilegal de ganado mayor, marca una línea ascendente en el actual calendario, con una incidencia negativa en los municipios de Guáimaro, Camagüey, Florida y Jimaguayú, territorios que concentran el 61% de las cabezas sustraídas en la provincia.

Entre las unidades más afectadas por el flagelo figuran, en lo que va de año, las UBPC Las Delicias, Batalla de Jimaguayú, José Martí y La Paz, y las cooperativas Triunfo de la Revolución, Combate de Los Naranjos, Jesús Suárez Gayol, Cándido González, José Antonio Echeverría, Octavio Aragón y Pepito Tey.

Tal situación constituye un alerta para los propietarios de animales, quienes tienen la responsabilidad de protegerlos y, además, establecer las medidas de cooperación pertinentes con las fuerzas de la Policía Nacional Revolucionaria y las entidades agropecuarias de cada zona para fortalecer la vigilancia colectiva.

Recientes análisis al respecto demuestran que buena parte de los hechos delictivos han ocurrido de día en las áreas de pastoreo, lo que pone de manifiesto un deficiente cuidado del rebaño y la inoperatividad de los puntos de control ganadero establecidos en las rutas que unen a varias entidades.

Se ha podido determinar que no siempre los ejecutores actuaron desde fuera y, si lo hicieron, contaron con la complicidad de alguien dentro de las propias unidades productivas.

Queda claro, entonces, que el resquebrajamiento de la guardia obrera, el contubernio con los agentes de protección, la negligencia administrativa y la falta de responsabilidad en la preservación de bienes tan valiosos, constituyen hoy asuntos aún no resueltos en la labor preventiva.

La calidad de la protección, unida al conteo sistemático del rebaño, resultan, por tanto, elementos clave en el desempeño de los propietarios, tanto estatales como privados, máxime ahora que nuevos productores se incorporan al sector, tras recibir tierras en usufructo, para dedicarlas a la cría de ganado y al acopio de leche.

La vida demuestra que allí donde son más eficaces las acciones de enfrentamiento y se logra romper el actuar vandálico de los matarifes y ladrones, se respira un mejor ambiente de control, las cosas marchan por los cauces adecuados y, lo más importante, crecen la producción y los beneficios para trabajadores y campesinos.

Queda, pues, cerrar filas hacia lo interno. Ello significa llamar a capítulo a quienes tienen la obligación de cuidar los recursos bajo su custodia y extirpar de raíz el falso concepto de "luchar", como forma edulcorada de encubrir algo tan deplorable como lo es el robo y su secuela de degradación moral.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir