La pieza Sueño de otoño, del dramaturgo noruego Jon Fosse,
en el primer piso del Ala Denon, fue el evento inaugural de la gran
serie organizada por Chéreau, sucesor del compositor Pierre Boulez y
del escritor Umberto Eco en el puesto de "gran invitado" temporal
del Louvre.
El director la defendió como perfecta metáfora de "esas vidas
enteras que atravesamos", de generaciones que se suceden, de la
"irrupción obscena de los entierros", del deseo "que se va", de
"rostros que aman tanto y sufren demasiado".
El también actor, productor y guionista francés ofrece además a
su público otras tres facetas que encabezan el enorme puzzle
artístico que preparó para el Louvre. Son la exposición Les
visages et les corps, que reúne obras de diferentes épocas
procedentes del Louvre pero también del Museo de Orsay y del Centro
Pompidou; la muestra Derriere les images, preparada por dos
conservadores del museo, Sébastian Allard y Vincent Huguet, y el
diaporama Scopophilia, de Nan Goldin.
Un sinfín de manifestaciones, actuaciones y encuentros de todo
tipo se sucederán después a un ritmo sostenido en el Louvre, donde
el 9 de noviembre podrá disfrutarse de un recorrido musical por las
salas de pintura española e italiana del siglo XVII, animado por los
Wesendonck Lieder, de Richard Wagner, compositor sobre el que
Chéreau es más que un experto.