El reconocimiento le llegó con el trabajo Cojinete axial de
vidrio para motores sumergibles que se acoplan a bombas centrífugas
verticales, una solución que ofrece efectiva respuesta a un
problema presente hoy en los costosos equipos, que se ven afectados
en su vida útil por el rápido deterioro de los cojinetes de fábrica,
elaborados a base de bronce o de grafito.
"Las bombas hidráulicas sumergibles, explica David, llevan un
disco de acero inoxidable templado que gira a 3 500 revoluciones por
minuto, lo que provoca el progresivo desgaste de los patines o
sectores del cojinete. Muy pocos llegan al año de explotación.
Otros, no aguantan más de seis o cuatro meses¼
y en algunos casos duran días".
Comenta el destacado innovador que por esta causa el equipo
comienza a sonar de manera inusual, el amperaje aumenta
considerablemente, se incrementa el consumo de electricidad, hala
menos agua, el disco del cojinete se cuartea y puede llegar a
quemarse el motor.
A partir de esa realidad, la dirección de Acueducto y
Alcantarillado en Camagüey, a la cual pertenece, le encomendó a
David la tarea de elaborar un cojinete que fuera capaz de resistir
el peso del rotor, del cuerpo impelente y del volumen hidráulico,
"como si fuera el cimiento de un sólido edificio", añade con su
hablar apresurado.
"Luego de mucho meditar y de probar con distintos materiales, se
me ocurrió emplear el vidrio asentándolo en un soporte de caucho.
Cogí un papel, hice el croquis y puse manos a la obra. En el primer
prototipo utilicé un pedazo de cristal de 10 milímetros de espesor y
va para siete años de instalado en la bomba de la comunidad de
Guayacanes, en Ciego de Ávila".
Desde el 2003 hasta la fecha, por las manos de David han pasado
ya 81 equipos, todos con regímenes de explotación, una vez
reparados, que superan los tres años en entidades económicas y
sociales de Camagüey, Holguín, Villa Clara y Sancti Spíritus, por un
monto que se calcula en 619 485 pesos convertibles.
"Según se me ha informado, subraya el mecánico, solo el Instituto
Nacional de Recursos Hidráulicos posee alrededor de 1 180 bombas de
este tipo, a las que hay que añadir otra buena cantidad que emplean
diversos organismos en el país. ¿Usted se imagina el ahorro que
representaría si todas se lograran atender y reparar en nuestro
taller?"
Asegura David que su instalación está en condiciones de ofrecer
ese servicio, pues cuenta con las habilidades para ello y con vidrio
suficiente (de 19 milímetros de espesor), a partir de recortes
recogidos en los centrales azucareros de la provincia.
De hecho, al comprobarse los excelentes resultados de la
innovación, desde la capital del país se anuncia el arribo de un
lote de más de 60 bombas sumergibles que están paradas,
precisamente, por el sistema de cojinetes, una respuesta oportuna
que debe ser secundada por otros territorios y entidades afectados
también con un problema similar.
Mientras fluyen las gestiones y se deshacen entuertos, David
Carballea Cabrera no se cruza de brazos: está ahora empeñado en una
adaptación para los cuerpos impelentes de las bombas de la Presa
Pontezuela, trabajo que sigue con el mismo rigor y responsabilidad
con que vence el cuarto año de la Carrera de Ingeniería Mecánica en
la Universidad de Camagüey.
"Todo lo que sé, confiesa, lo aprendí aquí, como trabajador de
este taller al que pertenezco hace 23 años. De cero, he llegado a
dominar bastante los equipos de bombeo. Cuando llega uno nuevo, lo
estudio, lo reviso y ya sé qué debilidades puede presentar y qué
posibles adaptaciones hacerle para que siga funcionando.
"Yo, en verdad, soy una gente muy ambiciosa¼
pero de conocimientos".