Al margen de las cifras de manifestantes que poco a poco se
incorporan hoy a la huelga general en Francia, el punto medular de
las protestas se concentra en un hecho histórico: el apoyo del 71
por ciento de la población.
Jamás una protesta de esta índole contó con el enorme respaldo de
la ciudadanía, de acuerdo con las encuestas difundidas en las
últimas horas sobre el movimiento social que repudia las reformas a
la ley de retiros diseñadas por el Gobierno, informó Prensa Latina.
De acuerdo con fuentes sindicales y especialistas, aún en Mayo
del 68 y en 1995, dos acciones que removieron el país, el
espaldarazo de los franceses apenas sobrepasaba el 50 por ciento.
Sin embargo, tal y como vaticinaron otros analistas locales, la
situación no transita precisamente hacia acuerdos o soluciones
aceptables para todos. El presidente de la República, Nicolás
Sarkozy, repitió anoche que seguirá adelante con su plan.
Beneficiado de las mayorías de su partido conservador UMP en la
Asamblea Nacional y ahora en el Senado, el mandatario cuenta con la
posibilidad casi inminente de que la nueva legislación salga airosa
de los debates en el Cámara Alta mañana.
Razón por la cual las marchas de manifestantes en París
arrancarán en la Place de Italie en dirección a Les Invalides, para
tocar lugares simbólicos de la Ciudad Luz donde se espera la
participación de más de 300 mil personas.
La guerra de cifras ya comenzó desde muy temprano. El Gobierno,
en un esfuerzo acentuado en los últimos días, trata de minimizar el
impacto del paro y ofrece estadísticas de un 70 por ciento por
debajo de las sindicales.
Es reflejo del discurso de los ministros de Sarkozy, en especial
del impopular Eric Woerth, a cargo de la esfera del Trabajo, quien
reitera que la disminución de personas en las marchas revela que el
pueblo francés comprende mejor las reformas.
Un recorrido somero por las calles de París señala que las
perturbaciones son bastante serias en la urbe. Son notorias las
gasolineras cerradas, problemas en los servicios de transporte
público y ferroviario.
Ausencia de periódicos en los kioscos, tráfico de vehículos
infernal y luego, enfrentamientos de la policía con estudiantes en
otras ciudades del país confirman la trascendencia de la sexta
jornada de manifestaciones en Francia.
Marsella es el sitio más crítico del movimiento social que
rechaza la elevación de la edad de jubilaciones de 60 a 62 años y
para el cobro de pensión completa de 65 a 67. La segunda urbe del
territorio nacional muestra un rostro nada complaciente.
Pilas de basura por doquier, el mayor puerto galo prácticamente
paralizado, graves problema con el combustible y la gente lista para
emprender mítines y asambleas antes de desfilar por las calles.
De otro lado, Aeropuertos de París (ADP) ratificó que se
suspenderán el 50 por ciento de los vuelos de Orly y el 30 por
ciento de Roissy Charles de Gaulle.
Air France prometió, sin embargo, mantener el ciento por ciento
de sus trayectos largos, el 80 por ciento de media distancia y el 50
por ciento de itinerarios cortos.