Los ricos están más a cubierto de inoportunas investigaciones que
expongan de forma bien documentada las cada vez mayores
desigualdades actualmente existentes en el mundo, posibilitadas y
fomentadas por el diseño político y económico de nuestras
sociedades. Desigualdades que se están incrementando como
consecuencia de la tremenda ofensiva lanzada a lo largo de los
últimos meses contra las condiciones sociales de las clases
trabajadoras; una guerra de clases implacable.
Así que, ante los pocos datos sobre los ricos, los documentos
como los que publican anualmente Merryll-Lynch y Capgemini sobre la
riqueza y sus detentadores tienen un indiscutible interés para
conocer cómo van evolucionando las cosas en ese punto. Merryll-Lynch
es una empresa muy conocida que hace dos años fue adquirida por el
Bank of America por 44 000 millones de dólares; Capgemini, no tan
afamada como la anterior, es una empresa con más de 90 000 empleados
en el mundo y con unos ingresos globales manifiestos de 8 400
millones de euros en el 2009 que se dedica, según declara ella
misma, a la provisión de servicios de consultoría, tecnología y
outsourcing. Merryll-Lynch y Capgemini trabajan para los ricos.
No puede extrañar que quieran conocer bien el objeto principal de
sus negocios. Y para ello realizan unos informes anuales sobre el
estado de los ricos y de sus riquezas que aportan datos de
indisputable interés. El último informe disponible es el
recientemente publicado del año 2010 que aporta datos del 2009 y
años anteriores. También se ha editado un informe dedicado
exclusivamente a los ricos de la "región Asia-Pacífico". Los datos
que a continuación se exponen están obtenidos de estos dos informes,
así como del informe global de 2009.
Los informes de Merryll-Lynch y Capgemini establecen unas
definiciones sobre los ricos de los que van a informar. A unos los
designa por HNWI por la siglas de High Net Worth Individuals (es
decir, individuos de valor neto elevado), a otros los llama UHNWI
(la "U" va por ultra). Los primeros son los que tienen activos
superiores al millón de dólares entre los que no contabilizan la
primera residencia, los bienes consumibles, los bienes
coleccionables y los bienes de consumo duradero. Es decir, se trata
de evaluar en estos informes lo que estos ricos tienen como efectivo
y activos fácil y rápidamente convertibles en líquido. Para los
segundos, los UHNWI o Ultra-HNWI, vale la misma definición, pero
subiendo el nivel a 30 millones de dólares. Según las definiciones
expuestas, queda claro que se trata de personas con una riqueza
efectiva superior, como quedaría reflejado si se añadiesen los
bienes no contabilizados a las cantidades respectivas de uno y 30
millones de dólares.
A partir de las mencionadas estipulaciones Merryll-Lynch y
Capgemini, en el mundo había 8,8 millones de HNWI en el año 2005,
aumentaron a 9,5 en el año siguiente y aún lo hicieron hasta 10,1
millones en el año 2007. En el 2008, con el estallido de la crisis
económica, el número de HNWI volvió aproximadamente a los mismos
niveles de 2005, con 8,6 millones en todo el mundo. Pero ya en 2009
la cifra alcanzada era de 10 millones, casi el mismo nivel del año
2007, anterior a la crisis. La riqueza conjunta de todos los HNWI
del mundo fue, en estos mismos años, de 33,4 billones (sí, trillion
en inglés de EE.UU.) de dólares en el 2005; 37,2 en el 2006; 40,7 en
el 2007; para bajar hasta los 32,8 en el 2008. Y para volver a subir
en plena crisis del año 2009 a 39 billones. Para tomar en su justa
proporción las cantidades de las que estamos hablando, bueno será
considerar que equivalen aproximadamente a 3 veces el PIB de Estados
Unidos. Y entre 30 y 40 veces, según el año, al PIB del Reino de
España. Francamente espectacular.
El selecto grupo de los Ultra-HNWI estaba formado en el año 2009
por solamente 93 100 personas en todo el planeta. Y, dato
interesante, la riqueza que concentraban era del 35,5% de la
acaparada por todos los HNWI, mientras que solamente representaban
el 0,9% de los mismos. Es decir, estos 93 100 campeones mundiales de
la riqueza poseían unos activos de más de 13 845 000 000 000 de
dólares. Lo que representa una cantidad similar al PIB de toda la
Unión Europea.
Entre Estados Unidos (con casi 2,9 millones), Japón (con casi 1,7
millones) y Alemania (con 861 000), concentran el 53,5% de todos los
HNWI del mundo del último año del que, hasta el momento, se disponen
de datos, el 2009. El Reino de España tiene la nada despreciable
cifra de 143 000 HNWI, para este mismo año. Eso significa situarse
en el lugar número 12 de esta clasificación mundial de ricachones.
¿Cómo afectará la crisis a estas riquezas? Bueno será verlo en el
informe que Capgemini y Merryll-Lynch hagan con datos del 2010. Pero
de momento, podemos esperar de forma razonable que, después de algún
primer tropezón, les irá fantásticamente. Dos puntos de apoyo de
esta afirmación son los siguientes. En primer lugar, la propia
previsión que hacen Capgemini y Merryll-Lynch es que en el año 2013
los HNWI lograrán acumular unas fortunas (recordemos que, para el
cálculo de las mismas, no se contabilizan la primera residencia, los
bienes consumibles, los bienes coleccionables y los bienes de
consumo duradero) del orden de ¡48,5 billones de dólares!
Multiplicarán, de cumplirse la previsión de Capgemini y Merryll-Lynch,
la fortuna de que disponían globalmente en el 2008 por casi el 60%,
en cinco años. De momento, el 2009 les ha ido más que bien. El
segundo punto de apoyo de nuestra afirmación lo aporta el
anteriormente citado informe de 2010 dedicado exclusivamente a los
ricos de la "región Asia-Pacífico". Los datos más interesantes de
este informe desvelan que, ya en el 2009, los niveles de la riqueza
acumulada por los HNWI de la región volvían también a los niveles de
2007, anterior a la crisis. Es decir, los HNWI crecieron en el 2009
exactamente un 25,8% y su riqueza conjunta un 30,9% respecto al año
anterior. Japón concentraba en el 2009 el 54,6% de todos los HNWI de
la región y el 40,3% de la riqueza de los mismos.
La conclusión del informe de Capgemini y Merryll-Lynch es:
"Alrededor del planeta, la creación de HNWI y de riqueza depende muy
estrechamente del éxito de cada país en la gestión de la incipiente
recuperación económica¼ y de los desafíos
globales en las condiciones financieras". Lo que tiene por
condición, puesto en palabras más directas, "servirse de la crisis
bancaria (generada por préstamos inmobiliarios de mala calidad y por
la morosidad, no por unos costes laborales altos) como ocasión para
cambiar las leyes y permitir que las empresas privadas y los entes
públicos puedan despedir de barato y más discrecionalmente a los
trabajadores, así como reducir las pensiones y el gasto social a fin
de pagar más a los bancos." Una guerra de clases en toda regla.
(Fragmentos Tomados de la Revista Sin Permiso)