Hasta
el Pabellón Cuba, sede de la Asociación Hermanos Saíz, llegó en la
mañana del sábado la Guarandinga, propuesta que a cargo de Rita del
Prado y el dúo Karma, sació a un público que se retiró satisfecho de
haber contribuido con su gozo a esta jornada de celebración del Día
de la Cultura Cubana.
A golpe de sucu suco, la presentación arrancó con un divertido
tema musical de cubanísimo contenido —una cola, hilera de personas
que esperan su turno— para continuar "su recorrido por toda Cuba",
entre adivinanzas, juegos y personajes entrañables como Elpidio
Valdés y Vinagrito a los que acompañaron, entre muchos otros, güijes,
jutías, colibrís, polymitas y palmas, todos seres mitológicos o
reales, propios de nuestra identidad.
Un amplio grupo de ritmos cubanos como el guaguancó, el
chachachá, el mambo y el changüí figuraron en canciones, juegos y
trabalenguas que convocaron a la participación de los más pequeños.
Recetas típicas de la cocina criolla como los moros y cristianos y
el congrí, y alusiones en defensa de la lengua materna también
subieron a la guarandinga, —híbrido de tractor y guagua que abunda
en los campos cubanos— para recorrer la Isla a lo largo y ancho sin
que casi nada de lo que con mayor autenticidad nos caracteriza
quedara fuera de su itinerario.
En temas como La ñáñiga, del disco En guarandinga por
toda Cuba, merecedor del Gran Premio Cubadisco 2010, asoma una
implícita defensa por la consonante Ñ —susceptible de
discriminaciones por la inercia impuesta desde ámbitos informáticos
anglohablantes y propia no solo de nuestro español, sino además de
muchas lenguas indoamericanas, al emplear numerosos términos que la
contemplan.
El Caballero de la Triste Figura y su escudero Sancho Panza,
pasajeros también de ese gracioso medio de transporte que da nombre
al grupo, se debatieron en una controversia guarandinguera con el
tema Los trigales de Don Quijote, propuesta que levantó a
todos de sus asientos por el contagioso dinamismo a que convida.
Así, en guarandinga pero a todo tren, cubanía y virtuosismo
salpicaron a un público de niños y adultos donde aquellos
disfrutaron de lo lindo mientras que los mayores, a juzgar por las
expresiones felices de sus rostros, volvieron a sentirse como en
esos primeros años en que amanecemos a la vida.