Si
les dijera que este comentario lo ha provocado un programa de
televisión de excelente factura y sensibilidad extrema, transmitido
por la Televisión Cubana cada martes en la noche; no tendré siquiera
que mencionar su nombre, muchos coincidirán conmigo.
Una entrevista semanal ha personalidades de la cultura nacional
pone a la familia cubana frente a los televisores, no importa de
quien se trate, siempre habrá talento, confesiones, música,
improvisaciones, humor, poesía, se bailará con palabras, se vivirán
los suspiros y la complicidad nos sentará en esa sala y sentiremos
en carne propia cada pregunta, cada respuesta, cada risa, cada
lágrima.
El entrevistador, Amaury Pérez, se ha lucido en ese rol, su
naturalidad y carisma nos facilita el intercambio emisor-receptor y
elimina las distancias entre ese escenario y nuestras casas, sin
adulaciones, ni falsos cumplidos.
Los entrevistados siempre sorprenden con sus historias en cada
conversación, ya sea de la familia, los amores, o los obstáculos en
el camino de la vida; nerviosos o resueltos siempre abren las
puertas de su intimidad para hacernos sabedores de aventuras y
desventuras.
También la ambientación creada ayuda a sentirnos parte del
programa, sencillez y elegancia son palabras que bien la definirían.
Con dos que se quieran sin dudas es una propuesta que bien
pudiera formar parte de la programación televisiva habitual por
mucho tiempo, y aunque en esta ocasión no bastan dos para amar
(somos muchos), Con dos…si es suficiente para soñar.