Yoldance se aventura en la comedia musical

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

No son muchos entre nosotros los que se atreven con el teatro musical, a partir de sus códigos establecidos. Y menos los que encaran el reto de probar que esa expresión escénica puede dialogar con el público de hoy a partir de nuestra propia realidad. A su modo, Alexis Vázquez lo ha venido haciendo, contra viento y marea, en el teatro América. Ahora, desde las tablas del teatro Mella, Yolena Alonso acaba de lanzarse a fondo con Bésame mucho.

 foto: Ismael BatistaLa base de Yolena para esta empresa es su compañía Yoldance, con más de una década de ininterrumpida labor y exitosa presencia en exigentes escenarios alemanes, como el Deutscher Theater, de Munich, y el Schiller, de Berlín.

Pero si hasta ahora sus espectáculos respondían al corte de las revistas de variedades, muy vistosas y facturadas con una explosiva combinación de profesionalismo y vehemencia, ahora la joven coreógrafa se decantó por la comedia musical.

No hay demasiadas complicaciones en los planteamientos dramatúrgicos, más bien previsibles. La construcción y el desarrollo de los personajes encajan en una visión tópica del barrio habanero, con un tórrido romance de por medio. ¿Acaso no era así en nuestra escena vernácula? La novedad reside en que nos llega desde las tablas una versión fresca de avatares cotidianos, en la que se dibujan gestos, actitudes y una dinámica propia de los días que corren. Más que la trama, Bésame mucho es el retrato de una atmósfera y una sensibilidad.

La coherencia de la puesta en escena, el cuidado en la composición coreográfica, el equilibrio entre racionalidad y belleza de la escenografía, la eficacia de una banda sonora a la que contribuyeron Saúl Valdés, Ernesto Cisneros, Ernesto Blanco y Cristian y Rey Alonso y la empatía entre actores (el público descubrió en esta nueva faceta a Lieter Ledesma y Yadier Fernández), bailarines y músicos, determinaron la atractiva fluidez de la representación.

Buen tanto a favor fue el reciclaje del emblemático bolero de la mexicana Consuelo Velázquez —Bésame mucho ha pasado a ser un estándar de la música latina— arropado por la más diversa y fusionada gama de los sonidos actuales. Y también, como en la tradición vernácula, se escuchó lo último que Cristian y Rey, la nueva generación de Pachito y sus Kini Kini, tienen sembrado en el oído de los jóvenes.

 

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