La falta de alimentos aumentó significativamente en Centroamérica
durante los últimos 20 años, según la Organización de Naciones
Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), según cable de
Prensa Latina fechado en Roma.
De
acuerdo con la Oficina de Políticas Agrícolas para América Latina de
la FAO, esa región es cada vez más dependiente de la importación de
nutrientes, con grandes vulnerabilidades en Honduras, Nicaragua, El
Salvador y Guatemala.
Registros de esa entidad indican que el área plantada de cereales
en la región aumentó un 10 por ciento entre 1987 y 2006, llegando a
los 2,9 millones de hectáreas, período en que su población subió un
46 por ciento.
Pero contrariamente, ese crecimiento no registró incrementos de
productividad en la agricultura del istmo.
La crisis en América Latina elevó a 53 millones el número de
personas que padecen desnutrición, la mayor cifra desde 1990,
situación que empeoró en 2006 por el alza del precio de los
alimentos.
A partir de 2008 influyó además la crisis económica global que
limitó las opciones crediticias de las empresas, golpeando luego el
empleo en países como Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala.
Actualmente Centroamérica registra menos ingresos por falta de
puestos de trabajo y reducción de las remesas procedentes de Estados
Unidos y Europa.
Tal situación afectó especialmente a los pobres, quienes tuvieron
que pagar más por la misma cantidad de nutrientes.
Desde hace dos años la inseguridad alimenticia es más notable en
la región del océano Pacifico afectada por una fuerte sequía, que en
la zona oriental de Guatemala condujo a declararla zona de desastres
humanitario.
Variables como el cambio climático, una mayor ocurrencia de
desastres naturales como los huracanes y la irrupción de los
biocombustibles, que en algunos casos compiten por tierras con los
sembradíos agrícolas, agravan la falta de alimentos en
Centroamérica.