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Salud y economía con idéntico rumbo
Ronald Suárez Rivas
PINAR DEL RÍO.— Desde hace 10 años, tres veces por semana, durante
cuatro horas que al principio le parecían interminables, la sangre
de Idania Rodríguez sale de su cuerpo y pasa a través de un riñón
artificial donde se eliminan las impurezas que su organismo, por si
solo, no logra desechar.
A este ritual imprescindible, le debe la vida y la posibilidad de
acompañar a su hija a la escuela, atender al esposo, cumplir con los
quehaceres del hogar. "No puedo trabajar en la calle —dice— pero en
mi casa hago de todo".
“Mis
dializadores se llegan a reutilizar hasta 32 veces. Eso quiere decir
que esta técnica es buena”, asegura Idania.
Como ella, más de 2 500 cubanos aquejados de insuficiencia renal
crónica se someten actualmente a tratamiento de hemodiálisis, un
procedimiento sensible que el Estado asume totalmente.
Independientemente de los altibajos de la economía mundial,
gracias a un esfuerzo gigantesco, quien lo necesite no queda
desamparado. El costo anual se estima entre 9 000 y 11 000 dólares
por paciente.
Ante esa realidad, especialistas del Hospital Comandante Pinares,
en el municipio de San Cristóbal, al este de Pinar del Río, han
desarrollado una fórmula para reutilizar los dializadores (especie
de filtro, considerado el principal insumo empleado en las
hemodiálisis) con la intención de brindar un tratamiento eficaz y al
mismo tiempo reducir los gastos.
Con
la reutilización de los dializadores este hospital le ha evitado al
país tener que desembolsar más de 165 000 dólares para abastecerlo
de esos aditamentos.
Se calcula que desde el 2004 han conseguido ahorrar mediante esa
práctica más de 165 000 dólares.
RAZONES CONVINCENTES
El doctor Orosmán Cuesta, jefe del servicio de nefrología del
centro, explica que el procedimiento consiste en lavar el dializador
a fin de limpiar la sangre retenida dentro de él cuando termina la
hemodiálisis, y dejarlo listo para una próxima vez. Como requisito
debe lograrse que se conserven más del 80% de las fibras iniciales.
"Existen muchas maneras de hacer esto a nivel mundial, tanto con
máquinas —aunque son muy costosas— como de forma manual. Ese es
nuestro caso.
“La
única forma que tenemos para disminuir el costo elevado de este
programa es apelando a la reutilización de los dializadores”,
comenta Orosmán.
"En el 2003, cuando se abrió el servicio en el hospital,
empezamos a estudiar las experiencias de varios lugares de América y
Europa hasta crear una técnica propia" recuerda Orosmán.
No es preciso, aclara, realizar grandes inversiones. Solamente
algunas modificaciones en los locales y trabajar con seriedad.
Los resultados desde entonces son muy alentadores. "Con los
dializadores que fuimos ahorrando, pudimos renunciar al
abastecimiento entre el 2006 y el 2009", asegura el jefe del
servicio de nefrología.
"El año pasado, por ejemplo, logramos que cada dispositivo —cuyo
precio en el mercado internacional oscila entre 15 y 30 dólares— se
empleara más de 20 veces.
"Ello hace posible que, mientras en el resto del país un paciente
gasta como promedio cinco dializadores todos los meses, uno de este
hospital usa cuatro en el año".
MÁS ALLÁ DEL DINERO
Aunque en términos financieros la reutilización representa un
ahorro considerable, los especialistas aseguran que las ventajas
trascienden el plano económico.
Mientras aguarda porque su sangre termine de circular a través de
un riñón artificial, Idania Rodríguez confirma la efectividad de
esta experiencia.
Después de una década sometida al tratamiento de hemodiálisis, su
vida transcurre con aparente normalidad. "Mis dializadores se llegan
a reutilizar hasta 32 veces. Eso quiere decir que la técnica es
buena", expresa.
Tal vez por tratarse de una mujer joven, con un organismo más
resistente, el ejemplo no parezca suficientemente ilustrativo.
Sin embargo, justo en frente, en otra de las 14 camas de la sala,
Gilberto García, de 77 años (siete como paciente de hemodiálisis) no
deja espacio a la duda.
"Me siento bien. La atención es efectiva. Cuando salgo de aquí,
llego a mi casa, almuerzo y a caminar".
No obstante, azuzada por las transnacionales de la industria
farmacéutica —interesadas sobre todo en mantener sus ingresos
millonarios—, en determinados lugares persiste la reticencia hacia
la reutilización de los dializadores.
"En el mundo existe una controversia al respecto, a pesar de que
desde 1988, prestigiosos especialistas han demostrado que esta
práctica constituye una bondad médica importante", explica el jefe
del servicio de nefrología del Comandante Pinares.
Con un índice de mortalidad anual del 8,62%, uno de los más bajos
de Cuba, comparable únicamente al de países como Japón y Suecia, el
hospital pinareño toma partido por quienes defienden el uso racional
de los recursos. Y aunque quienes prefieren comerciar con la salud
humana censuren ese criterio, los hechos dicen más que las palabras. |