En
verdad la noticia no ha causado gran revuelo en el mundo editorial
debido a que el autor no es de fiar (y además ya se filtra que en
muchos temas vendrá por la misma senda del truco), pero siempre
habrá curiosidad por leer las Memorias de un presidente de
Estados Unidos, aunque se trate de George W. Bush, quien al terminar
su mandato con un 70% de desaprobación ciudadana, le rompió el
récord del descalabro político a Richard Nixon.
Escribir Memorias por parte de los presidentes norteamericanos es
casi una tradición, como tradición es también que el texto esté
plagado de justificaciones, algunas, las mismas que en su momento
salieron a enfrentarse a la opinión pública, y otras amparadas en un
maquillaje delineado por un mayor tiempo de reflexión y con la
complicidad de la gramática (aunque se sabe que Bush se jactaba de
no leer, porque otros lo hacían por él).
En la mayoría de los casos, y aunque no han faltado revelaciones
interesantes, lo predominante en esas Memorias es el "lavado de
cara" en aras de preservar una imagen pública para la posteridad.
En el verano de 1977, tres años después de renunciar y de haberse
mantenido recogido, Richard Nixon concedió una entrevista televisiva
con el ánimo de desquitarse del escándalo Watergate y de crear una
"nueva verdad", principalmente para la audiencia norteamericana (hay
una película sobre el asunto). Para ello escogió a David Frost, un
conocido presentador inglés de la televisión. Frost se desenvolvía
en el mundo de la farándula y sabía poco de política, pero se
asesoró e hizo que Nixon, al perder las riendas del debate, le
declarara que "no había nada ilegal con respecto a lo que hiciera un
presidente norteamericano".
Fue algo así como un tiro de gracia. Pero un año después, Nixon
publicó Mis memorias y se hizo millonario, no obstante haber
sido calificado el libro de demasiado extenso y aburrido, en lo
particular en las justificaciones referidas al Watergate ("Nixon no
se ha dado cuenta que se dejó atrapar en la misma telaraña que él
fabricara", diría zorruno su secretario de Estado Henry Kissinger).
Bob Woodward, uno de los dos periodistas que sacaron a relucir el
escándalo Watergate, ha asegurado que George W. Bush le reveló que
"lo interesante de ser presidente es que no tenía que dar
explicaciones de por qué decía las cosas".
La semejanza con lo que le declarara Nixon a David Frost es
bastante, solo que ahora la confesión no fue delante de las cámaras.
Sin embargo, y siguiendo la vieja tradición, Bush llegará cargado
de "verdades" justificativas en sus Memorias, que según la
empresa editorial Crown verán la luz en noviembre de este año. Desde
que dejó la presidencia, el ex ha tenido poca vida pública y la
Editorial dio a conocer que se mantiene en su rancho de Texas
puliendo y volviendo a pulir el libro, cuya cubierta, como parte de
una campaña de mercado, se acaba de presentar.
En esencia, las Memorias se centrarán en las 14 decisiones
"más críticas e históricas" que el mandatario tuvo que tomar durante
su presidencia, entre el 2001 y el 2009 (por lo que es de esperar
que el pucherazo que le dio a Al Gore en la Florida, durante las
elecciones presidenciales del 2000, no tenga cabida, aunque sí se
adelanta que hablará, en lo sentimental, de lo que fue aquella "gran
noche" para él).
Entre esos momentos críticos e históricos enumerados por la
Editorial clasifican el atentado a la Torres Gemelas, las guerras de
Iraq y Afganistán, la crisis financiera ( en que dejó sumido al
país) y el huracán Katrina, temas todos que en su momento estuvieron
acompañados de una estela de manipulaciones y burdas mentiras, luego
descubiertas a los cuatro vientos, por lo que cabe pensar que el
encierro en Texas para "pulir el libro" no se refiera solo a la
eliminación de adverbios y gerundios sobrantes, sino al concepto
popular de "pulirla" hasta llegar al brillo, en el ánimo de volver
sobre tantas falsedades y engaños.
En lo concerniente a la vida personal del ex mandatario, la
Editorial destaca que retomará los viejos temas de su superada
dependencia del alcohol, y su total entrega a la fe religiosa.
Junto con la salida del libro en inglés, Bush emprenderá una gira
promocional por Estados Unidos y Canadá. El ejemplar costará 35
dólares y habrá una edición especial de mil libros autografiados al
precio de 350 dólares.
Aunque se sabe que el autor no es de fiar, siempre habrá
curiosidad por mirar detrás de las cortina de un ex presidente
norteamericano, por lo que se espera que, al igual que sucedió con
las Memorias de Nixon, se recauden varios millones de
dólares.
En cuanto a si el autor piensa destinar parte de las ganancias a
los cientos de miles de familias que perdieron a sus seres queridos
en las guerras y agresiones por él propugnadas a lo largo de nueve
años —incluyendo una elevada cifra de niños— la Editorial no ha
mencionado una sola palabra.