Kilómetro Cero de Ernesto Blanco

MICHEL HERNÁNDEZ
michelher@granma.cip.cu

En los últimos tiempos no son pocos los artistas pop y de otros géneros en boga, que cuando pisan la arena de la música por primera vez le dan una importancia igual a cero a la profesionalidad y el rigor estilístico, en aras de seducir rápidamente a un sector del público joven como clave para alcanzar una popularidad rápida y en muchas ocasiones estéril desde un auténtico prisma cultural. Para ello tratan de emular a sus iconos musicales (muchos de los cuales son construidos de forma artificial por la industria del entretenimiento), y ocultan su falta de imaginación tras fórmulas predeterminadas que reducen, a un puñado de manidos clichés, estilos que, en cambio, brindan múltiples posibilidades rítmicas.

Foto: Raul LópezSin embargo en el caso de Ernesto Blanco no se cumple esa regla, que no solo se manifiesta en cierto panorama de la creación sonora cubana dirigida fundamentalmente a los jóvenes, sino también en la música pop que goza de mayor popularidad a nivel internacional.

Desde que comenzó a foguearse en la banda de su hermano David, este guitarrista y vocalista ha puesto de relieve sus virtudes como instrumentista y su afán por vertebrar un estilo con identidad propia frente al mundo. Y buena prueba de ello es la publicación de su álbum debut Kilómetro Cero, editado por la disquera Bis Music. Son 10 canciones pensadas, sobre todo, para que la gente dé rienda suelta a sus impulsos más lúdicos en la jungla del baile, y que encajan de manera perfecta dentro de una vertiente del pop hecho para ser fácilmente consumido por una gran variedad de público, pero sin renunciar a la originalidad y la versatilidad rítmica.

Aunque Ernesto juega en la misma liga que su hermano, con este álbum se ha enrolado en una aventura musical que responde a sus coordenadas estéticas y en la que no faltan elementos de la cultura dance, el rock, y la riqueza de los ritmos cubanos más genuinos.

Nominado al Premio Cubadisco 2010 y con un atractivo diseño gráfico que corrió a cargo del equipo El estudio, en el CD reina un espíritu festivo patentizado, en mayor grado, en temas como Tú y yo, que marca el primer kilómetro del álbum, y Reinas de la noche, cuyo video clip realizado por Joseph Ros también está en competencia en la llamada fiesta del disco cubano.

Del fonograma se desprenden otras obras que resaltan dentro de su diseño melódico, como Solo positivo y el instrumental Rebelión. La estructura rítmica de esos temas da pie a que despliegue sus atendibles dotes como guitarrista, atributo que pudiera haber explotado con más intensidad a lo largo del fonograma, dado que es uno de sus fuertes como músico. Con Déjate llevar —en el que prestó su voz David Blanco— y Siempre quiero más, logra una mayor flexibilidad y apertura de espacios dentro del género y se las arregla para incorporar nuevas rutas musicales que se ajustan con naturalidad al ambiente sonoro del disco.

 

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