En
los últimos tiempos no son pocos los artistas pop y de otros géneros
en boga, que cuando pisan la arena de la música por primera vez le
dan una importancia igual a cero a la profesionalidad y el rigor
estilístico, en aras de seducir rápidamente a un sector del público
joven como clave para alcanzar una popularidad rápida y en muchas
ocasiones estéril desde un auténtico prisma cultural. Para ello
tratan de emular a sus iconos musicales (muchos de los cuales son
construidos de forma artificial por la industria del
entretenimiento), y ocultan su falta de imaginación tras fórmulas
predeterminadas que reducen, a un puñado de manidos clichés, estilos
que, en cambio, brindan múltiples posibilidades rítmicas.
Sin
embargo en el caso de Ernesto Blanco no se cumple esa regla, que no
solo se manifiesta en cierto panorama de la creación sonora cubana
dirigida fundamentalmente a los jóvenes, sino también en la música
pop que goza de mayor popularidad a nivel internacional.
Desde que comenzó a foguearse en la banda de su hermano David,
este guitarrista y vocalista ha puesto de relieve sus virtudes como
instrumentista y su afán por vertebrar un estilo con identidad
propia frente al mundo. Y buena prueba de ello es la publicación de
su álbum debut Kilómetro Cero, editado por la disquera Bis
Music. Son 10 canciones pensadas, sobre todo, para que la gente dé
rienda suelta a sus impulsos más lúdicos en la jungla del baile, y
que encajan de manera perfecta dentro de una vertiente del pop hecho
para ser fácilmente consumido por una gran variedad de público, pero
sin renunciar a la originalidad y la versatilidad rítmica.
Aunque Ernesto juega en la misma liga que su hermano, con este
álbum se ha enrolado en una aventura musical que responde a sus
coordenadas estéticas y en la que no faltan elementos de la cultura
dance, el rock, y la riqueza de los ritmos cubanos más genuinos.
Nominado al Premio Cubadisco 2010 y con un atractivo diseño
gráfico que corrió a cargo del equipo El estudio, en el CD reina un
espíritu festivo patentizado, en mayor grado, en temas como Tú y
yo, que marca el primer kilómetro del álbum, y Reinas de la
noche, cuyo video clip realizado por Joseph Ros también está en
competencia en la llamada fiesta del disco cubano.
Del fonograma se desprenden otras obras que resaltan dentro de su
diseño melódico, como Solo positivo y el instrumental
Rebelión. La estructura rítmica de esos temas da pie a que
despliegue sus atendibles dotes como guitarrista, atributo que
pudiera haber explotado con más intensidad a lo largo del fonograma,
dado que es uno de sus fuertes como músico. Con Déjate llevar
—en el que prestó su voz David Blanco— y Siempre quiero más,
logra una mayor flexibilidad y apertura de espacios dentro del
género y se las arregla para incorporar nuevas rutas musicales que
se ajustan con naturalidad al ambiente sonoro del disco.