El movimiento pictórico haitiano sufrió un golpe demoledor con el
terremoto del 12 de enero pasado, pero hoy intenta levantarse
nuevamente, consciente de que cuenta con una cantera fenomenal de
creadores y academias.
El sismo destruyó el Museo-Galería Nader, considerado un
santuario del arte naif en el mundo, el cual atesoraba 12 mil de las
más importantes obras de los creadores del país.
De las 35 habitaciones de la Casa Nader, sólo dos quedaron en
pie, mientras el resto hundía entre los escombros lienzos del genial
Philomé Obin, considerado el más grande de los pintores haitianos, y
de otro grupo de profusos creadores, entre ellos Héctor Hyppolite,
Bernard Séjourné y Wilson Bigaud.
Nader, hijo, quien sufrió lesiones en una pierna y milagrosamente
salvó la vida, lamentó haber perdido un patrimonio valorado entre
los 30 y los 100 millones de dólares, aunque advirtió que Haití
perdió más.
Sólo unas 400 piezas se pudieron rescatar de las ruinas, en tanto
otras tres mil sobrevivieron porque se encontraban en otra galería
en un suburbio de la urbe, menos golpeado por el seísmo.
Todo eso en tiempos en los cuales muchos pintores o dueños de
academias tomaban camino al exterior, como consecuencia de la severa
crisis que vivía el país antes del sismo.
Parecía el fin, pero apenas unas semanas después del movimiento
telúrico las calles de la capital volvieron a llenarse de pinturas y
algunas academias reiniciaron su actividad, aunque algunos maestros
murieron y otros continúan desaparecidos.
Para Neat Achille, un arquitecto que se dedica a la restauración
de patrimonios, entre ellos La Citadelle, el sismo dejó huellas
imborrables para la pintura del país, porque se perdieron muchas de
las obras más famosas, pero cree que poco a poco el país volverá a
levantarse.
"En una cuestión de historia, de tradición. La pintura naif es
parte de la vida de los haitianos. Basta con que unos cuantos
maestros vuelvan a abrir sus academias y el movimiento volverá a
tomar fuerza", advirtió.
Para Kevens Michel, quien vende obras de un amigo pintor en la
zona de Petionville, no todo es tan fácil, pero también se muestra
esperanzado de que el movimiento pictórico se recupere.
"Hay piezas que no las tendremos nunca más. Los Obin, Hippolite y
Séjourné que se perdieron, no se podrán recuperar, pero este país es
una gran cantera de creadores, muchos de ellos salidos de la miseria
la mayoría de las veces, y soy optimista", manifestó.
La pintura haitiana, considerada naif -o primitiva- por el modo
en que se trabajan los elementos: desproporción de los tamaños y
planimetría de las figuras, hace prevalecer una cultura con mucha
tradición y también bastante desconocida.
La recreación de la imagen, como símbolo mítico, propicia un
sistema de relaciones entre la fuerza, la magia y la devoción,
elementos que arrastra de la muy acendrada cultura vudú.
Al repasar las cifras de las pérdidas del sismo, cualquiera puede
mostrarse pesimista, pero si recorre el país se dará cuenta de que
aparecerán otros grandes, porque creadores abundan en muchos
lugares, a veces con exquisito talento.