Atreverse con la conserva

YUDY CASTRO MORALES

Muchas personas en las provincias habaneras no comprenden por qué deben trasladarse desde largas distancias hasta un Ten cent del Vedado para adquirir, en moneda nacional, algunos productos en conserva.

El resurgir de las conservas también depende de la estabilidad en las producciones agrícolas.

A todos les resulta inexplicable la ausencia de una oferta más extendida. Y aunque la agenda de trabajo de los directivos de la Unión de Conservas de Frutas y Vegetales contempla la inquietud, la solución, pese al esfuerzo, se dilata en el tiempo.

GRANDES EMPEÑOS CON PEQUEÑAS EMPRESAS

Durante muchos años el procesamiento de las entregas agrícolas estuvo en manos de cooperativas o de pequeñas instalaciones, donde se laboraba casi de modo artesanal. En una época de altos intercambios económicos fueron potenciándose otros estilos productivos hasta depender netamente de las grandes fábricas y se abandonaron aquellos.

Aún la demanda de la Unión de Conservas de latas de cinco galones supera las entregas de la fábrica ENVOC.

Hoy se comprueba que aquello fue un error, y es prioridad buscar opciones locales a demandas locales y no apostar a las macroempresas para cubrir el consumo. Se trata de rescatar las minindustrias que contribuían a abastecer a varios territorios.

Según Oscar Fragoso, director de la Unión de Conservas, existe un Grupo Nacional de Trabajo, con filiales a nivel de provincia y municipio, encargado de evaluar el estado de estos establecimientos.

El Grupo, vinculado con los programas de la agricultura urbana y suburbana, indicó la realización de un diagnóstico de todos los centros con potencialidades para hacer conservas. El estudio comenzó por Ciudad de La Habana, donde se han detectado alrededor de 22 locales de los 108 identificados en el país.

El uso de los potes plásticos permitió rescatar las cremas de guayaba.

El análisis preliminar corrobora que en la mayoría persisten las huellas del desaprovechamiento, el deterioro de las condiciones higiénicas y la obsolescencia de los equipos.

Más allá de este examen técnico, la evaluación debe incluir la disponibilidad de envases suficientes o las alternativas de distribución a granel y en bolsitas de nailon, pues como asegura Juan Pérez Lama, viceministro a cargo del Programa General de Cultivos Varios, cualquier minindustria, solo por concepto de transportación, puede ahorrar cuantiosas sumas, y lamentablemente es un potencial que hemos desatendido.

Ante los excedentes del año anterior —rememora Oscar Fragoso— se acumularon experiencias significativas en pequeños locales situados en las montañas de Santiago de Cuba, Holguín y Villa Clara. Allí fue posible el acopio de 1 500 toneladas de pulpa de frutas.

Pero el resurgir de las microindustrias no solo depende de eliminar sus propias limitaciones sino de hacer coherentes los planes de producción agrícola y las entregas reales a las fábricas.

Aún el suministro no es estable, dice Oscar Fragoso. En el 2009, por ejemplo, la agricultura tuvo una de sus mayores cosechas de tomate y ya habían sido destinadas por esta fecha a la unión 50 300 toneladas, mientras que hoy apenas llegan a 21 000. Solo las provincias de Pinar de Río, Ciego de Ávila, Granma y Villa Clara marchan ajustadas a lo previsto, en tanto La Habana es la más rezagada.

La explicación estriba, a juicio de Juan Pérez Lama, en las mermas del rendimiento (de 17 toneladas por hectárea a 9) y la falta de insumos. No obstante, las contracciones en las siembras y la mala planificación también influyeron negativamente. Mientras la máxima de que "o nos pasamos o no llegamos" continúe definiendo el quehacer agrícola, el desarrollo industrial será intangible.

Otra cosa es el conocimiento de cuáles siembras especializadas realizar para obtener mayores rendimientos. No todo el tomate, por ejemplo, sirve para la industria.

Una tonelada de tomate industrializado requiere cuatro toneladas de tomate sólido y cuando no es de este tipo de producto especializado, entonces una tonelada en la industria demanda ocho toneladas, el doble. ¿resultados? más gasto de todo pero principalmente de combustible.

Para estrechar los convenios con la Agricultura, la Unión de Conservas introdujo modificaciones y a partir de ahora cada entidad puede contratar directamente las cosechas de cualquier productor, en función de los intereses de la fábrica.

Con seguridad —enfatiza Juan Pérez Lama— este método reporta mayores utilidades para el plantador y la empresa, porque el producto llega más fresco, no hay intermediarios y se aprovecha el transporte del agricultor, quien, además, cuida mejor los envases.

Pero la materialización de estos cambios precisa de implementar sistemas de pago coherentes con los ofrecidos por los mercados agropecuarios, de modo que los campesinos se sientan motivados a vender a la industria. Asimismo pudieran aplicarse algunas reformas salariales para incentivar la productividad de los obreros directos a las entidades conserveras.

ATREVERSE... Y HACERLO BIEN

La Unión de Conservas insiste en el rescate de antiguas ofertas, sobre todo en sitios con producciones tradicionales, y para ello debe contar con colectivos emprendedores. En tal empeño la empresa Los Atrevidos, de Villa Clara, hace honor a su nombre.

Sus cuatro Unidades Empresariales de Base abastecen varios renglones para el turismo, las cadenas de tiendas recaudadoras de divisa y los mercados en moneda nacional, con producciones de conservas diversas, mayonesa, cremas, dulces, etc.

Para respaldar estas líneas, en medio del déficit de envase, la Unión acudió a algunas estrategias, que si bien no constituyen soluciones definitivas, al menos ayudan a sortear la crisis. El uso de los recipientes plásticos confeccionados por la empresa electromecánica Escambray, ubicada en Villa Clara, figura como la principal alternativa, especialmente para las variedades dirigidas a la cadena oferta. A ello se suman los aportes de la fábrica Envases de Occidente (ENVOC), los cuales están muy por debajo de la demanda.

Y entre tantos resultados alentadores también subyacen incongruencias. Aún las unidades, como señala Maritza Gómez, directora general de Los Atrevidos, no están capacitadas para procesar el ajo cosechado en la provincia, por lo que debe trasladarse la materia prima hasta Ceballos, en Ciego de Ávila. ¿Cuánto no ahorraríamos si el condimento se preparara allí? Claro que no podemos instalar maquinarias nuevas en todos los lugares, pero el mismo Oscar Fragoso reconocía el carácter artesanal del equipamiento requerido.

Aunque todavía los precios de los productos que llegan al mercado suscitan sobradas controversias, bien valen los "atrevimientos" de esta empresa en pos de rescatar las conservas e insuflar nuevos aires a una industria urgida de revitalización.

 

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